1. Capítulo 10: amistad y sumisión


    Fecha: 25/11/2025, Categorías: Grandes Series, Autor: Gregor, Fuente: TodoRelatos

    ... recordatorio de que no controlaba nada. Un pinchazo de dolor, rápido, seguido de una extraña presión que se extendió desde su culo hasta su vientre. Se quejó en voz baja, apenas un gemido, pero no se movió. No se resistió. No podía. No cuando ya se había bajado del otro lado.
    
    El plug se hundió por completo. La base quedó pegada a su culo, como una marca invisible, como una prueba de que ya no era completamente suya. El cuerpo de Claudia se tensó alrededor del objeto. No podía evitarlo. Era una reacción natural. Pero también era otra cosa: una entrega. Un reconocimiento silencioso de que ya no había vuelta atrás.
    
    Sus dedos rozaron su coño. Lento. Casi temeroso. Se encontró mojada. No podía evitarlo. No podía controlarlo. No podía negarlo. Su cuerpo no la escuchaba. No le importaba lo que ella quería. Solo le importaba sentir. Solo le importaba sobrevivir. Solo le importaba entregarse, de alguna forma, aunque fuera a través del placer.
    
    Sus dedos se movieron más rápido. Frotó el clítoris con insistencia, con fuerza, con desesperación. El plug en su culo se movía con cada movimiento, empujándola hacia un lugar oscuro. Un lugar donde la vergüenza se mezclaba con el éxtasis. Un lugar donde no podía separar el dolor del placer.
    
    —¡Esto es tuyo! —gritó, con la voz rota—. ¡Todo esto es tuyo, amo! ¡Mi culo, mi coño, mi puta vida!
    
    Mariana seguía grabando. No decía nada. No le hablaba. No la consolaba. No ahora. No cuando Claudia ya se había rendido. Claudia ya era una ...
    ... puta.
    
    Pero Mariana también lo era.
    
    Porque se bajó la falda. Porque se quitó las bragas. Porque no podía ver a Claudia así, follando consigo misma, follando para un hombre que no estaba allí, follando para una cámara que todo lo veía, sin sentirse igual.
    
    Se metió los dedos dentro. Con fuerza. Con desesperación. Con los ojos clavados en Claudia, follando con sus dedos al ritmo de los gemidos de su amiga.
    
    Claudia no podía parar. No quería parar. No cuando el plug ya estaba dentro. No cuando el placer ya la estaba comiendo por dentro. No cuando el vino ya la había soltado por completo.
    
    —¡Me encanta! —gritó, con la voz rota—. ¡Me encanta tener tu plug en el culo, amo! ¡Me encanta ser tu puta sucia, tu perra, tu puta mierda! — Todas palabras que ella jamas podria pronunciar sino fuera por el alcohol.
    
    Sus dedos se movieron más rápido cerca de su coño con más fuerza, con más necesidad. Y por un momento, solo por un momento, uno de sus dedos rozó la entrada y entró. Fue breve. Un segundo. Un error. O tal vez no. Tal vez fue lo que necesitaba para correrse.
    
    Lo sacó. Rápido. Como si quemara. Como si fuera un pecado. Como si, aunque fuera borracho, su cuerpo hubiera recordado a Daniel. Que había alguien más. Que no todo estaba perdido.
    
    Pero no podía llorar. No todavía. No cuando el orgasmo la golpeó de golpe, con la fuerza de una ola que no da aviso.
    
    Se quedó inmóvil por un segundo. Luego, todo su cuerpo se sacudió. El plug se movió dentro de ella. Su coño se ...
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