Vacaciones de cuatro colegas pijos en el sur (part - Relatos Eróticos

Vacaciones de cuatro colegas pijos en el sur (part

... carreras, de la uni, de todo un poco. Mi sorpresa fue cuando se acercó Jacobo a decirnos que nos íbamos, que estaba amaneciendo. Parece ser que lo que para mí fue un rato, para el resto del mundo habían sido un par de horas.

Gonzalo: No hay huevos - Dijo trabándose un poco a causa del alcohol mientras venía a darme un beso en la mejilla- Alvarito te quiero eres el mejor. NO HAY HUEVOS - Retomó - DE IRNOS A LA PLAYA A BAÑARNOS EN BOLAS.

En la puerta de la discoteca había cuatro grupos. El mío, el de Nacho, un grupo de 5 chicas de Madrid y un par de amigas que se habían quedado porque querían más fiesta. Empezaron a gritar el nombre de Gonzalo en señal de aprobación de su idea. Y así es como 8 tíos y 7 tías se dirigieron a la playa mientras amanecía.

Llegamos. La verdad es que era una gozada ver el amanecer en un lugar así. Toda la paz que había la rompió el capullo de Jacobo, que cuando me di cuenta iba en pelotas, tal y como su madre lo trajo al mundo, corriendo hacia el agua. Un segundo más tarde estaba todo el mundo deshaciéndose de su ropa y corriendo hacia la orilla siguiendo el ejemplo de mi colega. El agua estaba cristalina y, obviamente, no hacía falta ni intuir lo que cada uno teníamos. Las tías decidieron despreocuparse y ni molestarse en taparse, cosa que los tíos agradecimos especialmente. Imagino que igual que ellas, no todos los días se tiene en frente a 8 tíos con el nabo al aire.

No sé exactamente qué había pasado las dos horas que estuve hablando ...

... con Nacho, lo cierto es que cuando me di cuenta mi colega Gonzalo (que recordemos, ya llevaba dos tetas en su cuenta personal), se estaba dando un pico a tres bandas con dos de las tías que venían. Jacobo, como por arte de magia, se estaba liando con otra de las tías y Javi nadaba abrazado con otra al cuello. Observaba el panorama con cierta lejanía para dejarles intimidad. El agua me cubría hasta las rodillas por lo que tenía toda la polla al aire pero me sudaba los cojones.

Nacho: Ostia parece que tus colegas tienen hambre.

Alvaro: Parece que tu también - Dije sin dejar de mirar al frente, ya que había visto como iba algo contento mientra venía hacia mi.

Nacho: Cabrón - Dijo tapándose un poco - ¿Qué hago si soy un tío fiel?

La verdad es que no es que viera pollas todos los días. La mía y alguna vez la de mis colegas. Pero Nacho estaba bastante bien dotado. Tenía una polla morcillona, de estas que parecen un chorizo colgado por una guita en la charcutería, gorda, con pellejo, aunque le asomaba algo el capullo, tenía los huevos colgones a pesar del frío que hacía dado que el sol aún no había empezado a calentar el agua, y una fina hilera de pelos rodeando la base del rabo. Estábamos callados contemplando el amanecer cuando me soltó algo que me descolocó.

Nacho: ¿Te atraen los hombres?

Álvaro: JAJAJAJA ¿Qué coño dices tio?

Nacho: No sé, alguien a quien no le atraen los hombres no se fijaría en si un tío en pelotas lleva el rabo medio duro.

Se hizo el ...