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Vacaciones de cuatro colegas pijos en el sur (part
Fecha: 08/12/2025, Categorías: Bisexuales Autor: alvarodlp, Fuente: TodoRelatos
... me eché algo de saliva en las yemas de los dedos y empecé a masajearme el capullo suavemente mientras que notaba como la polla me iba creciendo poco a poco. Nacho por el contrario, con la churra ya bastante tiesa, se la pelaba a muy buena velocidad mientras cerraba los ojos, resoplaba y se mordía el labio inferior viendo como las tías le comían el rabo al nota a la vez. Nacho dió volumen y madre mía cómo sonaba aquello. Parecía que el chaval se estaba empotrando a las hermanas allí mismo. Nacho: Bro, estoy super perro, cabron. Álvaro: Dios mira como se la traga entera la muy guarra. Nacho: Ponte aquí, bro, que desde aquí se ve mejor. Desde tu sofá da el reflejo del sol y no se ve bien. Me levanté. Aproveché para quitarme ya toda la ropa y me senté a su lado. No es por fardar pero cualquier tía o cualquier gay desearía estar allí. Dos colegas buenísimos con las pollas a reventar. Me senté y casi inconscientemente puse mi pierna sobre la suya cuando empezamos a retomar el pajote. Noté como me miró. No lo había hecho queriendo, había sido como un instinto de hombre que domina incluso hasta a otros tíos heteros. No miré de vuelta, pero noté como se rió. Seguí su ejemplo, cerré los ojos y empecé a pelármela muy basto. Subiendo y bajando, parecía que me fuera a dejar la churra en carne viva. En esas estaba cuando de repente noto que mi mano encuentra una interferencia en uno de los sube y baja. Era la mano de Nacho. Lo miré con cara de guarro. Me miró con cara de ...
... guarro y me dejé llevar. Estiré las piernas, abrí los brazos y los apoyé sobre el sofá, me recosté y disfruté del pajote de mi colega. Tenía la mano grande, con las típicas durezas en la palma de la mano que tenemos los chavales de no ponernos crema. Subía y bajaba mi pellejo a una velocidad y un ritmo alucinante. Va a ser verdad eso de que los tíos hacemos mejores pajas que las tías porque sabemos lo que nos gusta. Me ardía el nabo. La sensación era la puta polla. Estaba guarro como pocas veces y lo peor es que el cabrón estaba igual. Pero sin mariconadas, simplemente un colega hetero echándole una mano a otro para poder correrse bien. Del capullo me salía una gota de precum que lubricaba aún más el cipote junto con la saliva que yo me había echado previamente. El olor a nabo que había en aquel espacio a pesar de ser tan grande era una puta locura. En la tele las tías botaban encima de la churra del tío mientras se comían la boca. De repente empezó a pajearme a una velocidad frenética, mientras que se zurraba también la suya. Los cuatro huevos subían y bajaban como ascensores de centro comercial. Nacho: Bro, estoy a punto. Álvaro: Yo también, cabrón. Nacho: ¿Quieres que te la termine yo o le das tu?. Álvaro. Como pares ahora te corto los huevos chaval. Y Nacho, que quería conservarlos, remató la faena. Nos corrimos a la puta vez. Dos lefazos simultáneos que llenaron nuestros cuerpos. Me salpicó parte de su lefa. El muy cabrón había apuntado un poco hacía mí. ...