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El esposo del Mafioso. Cap XI
Fecha: 11/12/2025, Categorías: Gays Autor: Fiore, Fuente: TodoRelatos
... varias chicas, incluso tuve una novia en serio. No fue gran cosa…. Pero… Nunca había sentido lo que siento contigo… Pietro sonrió. Su mano bajó por la espalda de Augusto, despacio. Claro que él ya lo sabía, siempre estuvo al tanto de sus aventuras y sabía que no había tenido nada serio, nunca lo vio enamorado de ninguna. Tal vez si hubiera pasado habría pensado en dejarlo ir…. —¿Hay algo que deba saber? — Augusto interrumpió sus pensamientos. —No ahora — le dijo, y comenzó a besarlo. —Me gusta cuando hablas así. Me haces querer volverte a dejar sin poder caminar. —¿Otra vez? —susurró Augusto, entre risas y jadeos suaves—. Me vas a matar, Pietro… —Entonces morirás feliz —le respondió al oído, y lo besó con ternura, pero con promesas oscuras escondidas entre los labios. Pietro seguía acariciándole la espalda con la yema de los dedos, dibujando líneas sin sentido entre sus omóplatos. Augusto tenía la cabeza apoyada sobre su pecho, medio dormido, medio despierto. —¿Te duele? —preguntó Pietro con una voz grave y pausada, casi ronroneando. —Un poco… —contestó Augusto, sonriendo sin abrir los ojos—. Pero valió la pena. —Era lo que querías, ¿o No? —murmuró él, bajando la mano hasta su cintura, deslizando los dedos bajo el elástico del pantalón de pijama que le había puesto después del baño. Augusto no dijo nada. Solo se dejó hacer. Pietro siguió besándolo, bajo a su cuello, a sus hombros, se quedó un momento saboreando su clavícula, y sus pezones. ...
... Cada beso era lento, húmedo, tibio. —Quiero darte algo suave esta vez… solo para que recuerdes que también puedo adorarte —susurró. Augusto lo miró sorprendido. —¿Adorarme? —Con la lengua… con mis manos… con mi amor… Deslizó la manta a un lado, dejó que su cuerpo desnudo rozara el de Augusto con delicadeza. Lo acarició entre las piernas, con suavidad. Lo excitó otra vez, sin apurarlo, sin invadirlo. Solo provocando, solo jugando. Lo hizo estremecer con los dedos, con palabras bajas, con besos en la parte interna del muslo. —Pietro… —jadeó Augusto, temblando un poco—. Vas a matarme. —Quiero hacerte temblar sin tocarte por dentro. Solo con amor. Con deseo lento. Y así lo hizo. Lo masturbó con ternura, con devoción. Se acomodó entre sus piernas, lo tomó entre los labios con lentitud, lo hizo venir otra vez sin que siquiera tuviera que moverse. Cuando Augusto se derramó sobre su pecho, jadeando su nombre, Pietro lo limpió con cuidado, le dio un beso en la frente, lo abrazó fuerte y le dijo al oído: —Te dije que eras mío… pero también soy tuyo. Aunque no me lo pidas. Y sin añadir más, lo abrazó desde atrás, quedando pecho con espalda. Sintió la piel caliente de su esposo contra él. Respiró hondo, llenándose del aroma de su cabello. —Esta noche, no te preocupes por nada —le dijo, besando su cabeza. Augusto empezó a quedarse dormido poco a poco. El calor de Pietro le daba seguridad. Tranquilidad. Y por primera vez, no sintió miedo… La luz ...