1. El esposo del Mafioso. Cap XI


    Fecha: 11/12/2025, Categorías: Gays Autor: Fiore, Fuente: TodoRelatos

    ... del sol se colaba suavemente por las cortinas, acariciando el rostro de Augusto. Abrió los ojos despacio, con esa sensación extraña de haber dormido profundamente… pero no saber dónde estaba.
    
    Parpadeó un par de veces y lo vio.
    
    Pietro, completamente vestido de negro, estaba sentado en la esquina de la cama. Los codos apoyados en las rodillas, las manos entrelazadas, y la mirada fija en él. Como si llevara ahí un buen rato. Como si… no quisiera despertarlo.
    
    Quería disfrutar un poco más de esos momentos de tranquilidad, quería estar seguro de que lo de anoche no fue un sueño.
    
    —¿Está todo bien? —preguntó Augusto, aún con voz adormilada.
    
    Pietro alzó la vista, y sonrió apenas. No esa sonrisa seductora de siempre. Era una más tranquila. Más real.
    
    —Todo está perfecto. No quería despertarte tan temprano, anoche te exigí demasiado y quería que descansaras. Vístete el desayuno ya está servido.
    
    —¿Crees que alguno de tus hombres me vería? — dijo Augusto sonriendo.
    
    —Claro que no, si quieren conservar sus ojos. — La respuesta vino acompañada de un beso rápido y acto seguido Pietro se levantó con elegancia y caminó hacia la puerta.
    
    Y se fue. Esas palabras no combinaban con el tono juguetón que usó Pietro para decirlas.
    
    Ya en el comedor, Pietro revisaba unos documentos. Llevaba el ceño fruncido, concentrado, como si aún tuviera una lista interminable de asuntos por resolver.
    
    Augusto tomó un sorbo de su café. Dudó un segundo. Pero decidió hacerlo.
    
    —¿Cuándo ...
    ... podré volver a mi puesto?
    
    Pietro levantó la vista, desconcertado. Como si la pregunta lo hubiese tomado por sorpresa.
    
    —¿De qué estás hablando?
    
    —Mi puesto —repitió Augusto con calma—. ¿Cuándo volveré al trabajo?
    
    Pietro lo miró unos segundos, sin responder. Luego dejó el bolígrafo sobre los papeles y entrelazó las manos.
    
    —No creo que tengas necesidad de trabajar como uno de mis soldados, Augusto. —Su tono era serio, casi frío—. Estás casado conmigo. No le veo ningún sentido a que regreses a ese nivel.
    
    La respuesta encendió una chispa inmediata en Augusto.
    
    —¿Es en serio? ¿Qué esperas entonces? ¿Que me quede encerrado en casa como si fuera un ama de casa?
    
    Pietro soltó un suspiro frustrado y entrecerró los ojos.
    
    —No, Augusto. No espero que seas un ama de casa. Si quisiera eso… habría contratado a más personal y me las cogería cuando se me antojara —dijo con dureza.
    
    La frase le dolió más de lo que quiso admitir. Pietro lo notó, pero no se disculpó.
    
    —Ser mi esposo no es un título decorativo —continuó, más calmado—. No quiero que te rebajes a un puesto inferior. Puedes encargarte de contratos, manejar parte de los negocios, asistir a reuniones, controlar firmas… cosas importantes. Pero no quiero verte en peligro otra vez. No puedo permitirme perderte.
    
    Augusto bajó la mirada hacia su taza. No sabía si le había dolido más no poder volver a su antiguo trabajo… o el modo en que Pietro hablaba de "cogerse" a las empleadas sin filtro alguno.
    
    —¿Y tengo ...
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