Ciudad Caliente (1) - Relatos Eróticos

Ciudad Caliente (1)

... vale!", la besó de lleno en la boca. Fue un beso breve, más teatral que íntimo, pero la presión de los labios se prolongó un instante de más. Al separarse, ambas tenían las mejillas coloradas. Constanza hizo una mueca de asco fingido, pero no apartó la mirada.

—¿Contentos? —dijo Isabel, riendo nerviosa.

—Mucho —dijo Aldo, y la sonrisa no le tocó los ojos.

El turno fue de Isabel. Giró la botella y, como si el destino estuviera amañado, apuntó a Marcos.

Marcos estaba listo.

—Reto —dijo, antes que nadie abriera la boca.

Isabel lo pensó un segundo.

—Tienes que hacer un baile sexy. Con música y todo.

El grupo estalló en aplausos. Marcos se puso de pie, se desabrochó el cinturón y empezó a moverse con una torpeza estudiada, como stripper amateur en despedida de soltera. Hizo un par de vueltas de cadera, subió la camiseta hasta el pecho y la dejó caer de nuevo, todo mientras Santiago le tiraba billetes imaginarios y Aldo lo ovacionaba. Al final, Marcos se tiró sobre el regazo de Santiago, que lo abrazó como a un peluche gigante.

—Eso sí es entrega —dijo Constanza, y la risa le salió líquida, casi musical.

—Ahora te toca —dijo Marcos, girando la botella.

El giro fue breve. El vidrio señaló a Constanza. Esta vez no lo dudó.

—Reto —dijo, los labios firmes.

Marcos consultó con la mirada a Santiago, y luego alzó la voz:

—Un beso de tres. Elige a quiénes.

La sala se volvió una cámara de eco, todos conteniendo el aire. Constanza miró ...

... primero a Marcos, luego a Santiago, y luego, solo un segundo, a Aldo. Lo hizo a propósito.

—Marcos y Santiago

—Los que elige el pueblo —dijo Santiago, y se inclinó hacia Constanza, acomodando su mejilla junto a la de ella.

Marcos hizo lo mismo. Los labios se tocaron, primero con inseguridad, pero luego, envalentonados por las risas, el beso se hizo real, caliente y húmedo, una lengua rozando la comisura de la otra. Cuando se separaron, los tres tenían la respiración desordenada.

—No te pongas celoso —dijo Constanza mirando a Aldo, y al instante se arrepintió pues hizo evidente que había escogido a sus amigos

—Jamás —dijo Aldo, con una sonrisa victoriosa.

Constanza le sostuvo la mirada, pero eligió el juego antes que la pelea. Giró la botella.

Esta vez, la suerte fue para Aldo.

—¿Verdad o reto? —preguntó Constanza, ya dueña de la situación.

—Verdad —dijo Aldo, y la voz le salió ronca, como si intuyera lo que venía.

—¿Cuánto te mide la verga? —preguntó Constanza, sin titubear.

Santiago y Marcos se desarmaron en carcajadas. Isabel intentó disimular el impacto, pero sus ojos se abrieron como platos.

Aldo no esquivó la pregunta.

—Veintidós centímetros —dijo, con total naturalidad—. Si no me .

—No es posible —dijo Constanza, sin reflexionar.

—Ay dios … — murmuró Isabel por lo bajo — Está bien que sea una pregunta inapropiada, pero no está bien mentir, chicos. Aunque sea un tema sensible

—No es imposible—corroboró Santiago—. Carlos tiene ...