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Mi profe de yoga
Fecha: 22/12/2025, Categorías: Fantasías Eróticas Lesbianas Zoofilia Autor: Moechustrefe, Fuente: SexoSinTabues30
... probando, hasta que en una de ellas, se abalanzó y me penetró profundamente. Grité y me agarré al cojín del sofá con ambas manos; el movimiento me estremeció. Una vez que Tim entró en mi vagina, comenzó una carrera frenética, embistiendo dentro y fuera de mí. Estaba en una situación sensorial que ni siquiera podía empezar a comprender. Quería racionalizar lo que estaba sucediendo, pero mi cuerpo no se detenía, yendo a donde quería sin dejarme pensar. Gemí y grité sin control. ¡El perro me estaba cogiendo de verdad! Me dirigía directa a un orgasmo devastador con Tim, que entraba y salía furiosamente a voluntad, en cada embestida sentía el golpe de la punta de su miembro contra el borde de mi útero. En un momento comencé a sentir que se dificultaban los movimientos del perro, el espacio de mi vagina ya era pequeño porque su verga colmaba mi claustro interior, y Adriana, que sujetaba a Tim para que no se saliera y con una mano en mi espalda, me susurra al oído: «Ahí viene el bulbo… relájate». Sin entender lo que me decía, inmediatamente siento como la verga del perro se hincha de repente y se ajusta por dentro de una forma inexplicable apretándome firmemente. Tim así inflado hizo apenas un par de movimientos y yo sin poder contenerme más, acabé como nunca antes lo había hecho en mi vida. El orgasmo nunca terminaba, y yo era un mar de contracciones, gemidos y sollozos. Instantes después escucho a Adriana decirme con alegría – “¡Esa es mi ...
... pequeña! ¡Una digna alumna de esta maestra! Jaja” Todo se calmó poco a poco, recuperé la calma y la respiración y entonces me di cuenta que Adriana aún seguía sujetando a Tim con una mano contra mí. Noté que el can aún experimentaba ligeras contracciones dentro de mí, y mirándola de lado, le pregunté qué pasaba. Adriana me miró con ternura y dijo: «Tim lleva unos minutos eyaculando dentro de ti. Eso es lo que sientes». Un par de minutos después, Adriana soltó a Tim, quien salió de mí con un solo movimiento. Entonces sentí emerger su bulbo, que fue un alivio inmenso, y un chorro enorme de semen canino me recorrió las piernas y las nalgas. El perro había eyaculado enorme cantidad de semen dentro de mí. Adriana me secó y me limpió con una toalla con total cuidado y dedicación, acariciándome con cariño con cada movimiento. Mientras tanto, podía ver a Tim a mi lado, jadeando, mirándome y moviendo la cola alegremente. Y entonces por fin lo comprendí todo. Del perrito colgaba un pene violáceo de unos dieciocho centímetros de largo, cubierto de finas venas y coronado por una especie de cabeza de ajo de unos seis o siete centímetros de diámetro en la base. No podía creer que hubiera tenido «eso» dentro durante tanto tiempo; parecía enorme, y aún soltaba pequeños chorros de semen. Con razón sentía tanta plenitud en la vagina; no había espacio para nada más. Adriana me limpió y nos sentamos una al lado de la otra en un cojín, con la espalda contra el ...