El juego de los intercambios - Relatos Eróticos

El juego de los intercambios

... Pero sí, me gustó verlo.

—Esta pregunta aún es más indiscreta ¿Te empalmaste?

—No me acuerdo, puede que algo.

—No sé como lo podrás hacer, pero me debes que yo vea a Aurora…, no te preocupes, es broma.

—Ja ja, no sé que dirían las chicas.

—¿Sabes que estoy un poco empalmado?

—Yo también, un poco. Deberíamos volver con ellas.

—Vamos.

Al volver con ellas, sin querer, por la conversación, se me fue la mirada a la entrepierna de Aurora, por supuesto sin ver nada, pero me pareció que ella vio la mirada. No era muy grave, había confianza, además, era difícil que se ofendiese.

Otro día, volvía a estar solo con Germán.

—Aurora me dijo que te vio mirando su sexo. Te han pillado, ja, ja.

—Es verdad, fue involuntario, fue tras la conversación que tuvimos, pero te juro que no vi nada. Me da vergüenza que me haya pillado.

—No te preocupes. El caso es que le conté la conversación.

—Pues más vergüenza. ¿Y qué dijo?

—Se rió y me preguntó si yo tenía el mismo morbo con Teresa.

—Le dije que menos porque se lo había visto. No te puedes creer que me dijo.

—¿Qué?

—Pues me dijo, un día abro las piernas y que me vea, ¿te parece? Le dije que si a ella le parecía bien, yo no tengo nada que decir, así que cualquier día la ves.

—¿De verdad dijo eso?

—Veo que te hace ilusión. So guarro.

Un tercer día me dijo Germán.

—Aurora y yo hemos llegado a imaginar algo que nos puso muy calientes. Si convences a Teresa, podíamos jugar a lo que hemos, ...

... digamos, imaginado, algo muy morboso. Delante de todos tú investigas el coño de Aurora y yo el de Teresa. ¿A qué te gustaría?

—¿Y eso? Estás un poco loco...¿En serio? ¿no te importaría? ¿Estamos hablando de mirar o también otras cosas, de oler, tocar y todo eso? Hurgando por ahí hasta podríamos corrernos sin querer.

—Sí. Ya. Todo eso. Aurora y yo hablando lo hemos imaginado y nos excita, además piensa que no serías el único, yo lo haría con Teresa. Pero, hay algunas cosas que no podría soportar, son tres cosas: La primera que se la metas, la segunda que le toques las tetas, la tercera que os beséis en la boca. Imaginando que investigabas me excité y Aurora me tuvo que hacer una paja. ¿Sería posible que si jugásemos no hiciésemos esas tres cosas? Ellas, por descontado, querrán “investigar” nuestro pene lo que me vuelve a excitar. No, no me importaría si pasa, incluso si hay orgasmos que me daría hasta morbo pero aunque parezca ridículo, mis condiciones seguirían en pie, yo tampoco lo haría.

—¿A quien se le ha ocurrido?

—No fue por ocurrencia sino por sueño. Aurora soñó, tras la conversación que ya sabes, que tú le investigabas. Me lo contó y le pregunté detalles y me regodeaba en lo que me contaba y me excité y se dio cuenta del estado de mi pene, riendo le propuse la posibilidad que ocurriese de verdad, me decía que como íbamos a hacer eso, decía que era solo un sueño algo erótico. Es contradictorio pero esa negación me hizo darme cuenta que algo sí lo deseaba. Me ...