Lejos de casa (1. Llegando a una nueva tierra) - Relatos Eróticos

Lejos de casa (1. Llegando a una nueva tierra)

Los saludo con respeto apreciados lectores. Iniciaré con la publicación de este relato de autoría propia que mezcla algunas vivencias propias de un pasado que ya no existe. Aunque se alarga un poco este primer capítulo por necesidad de introducir escenarios y personajes, tengan paciencia que en los siguientes capítulos el erotismo predomina. Quedo atento a su retroalimentacion y amables comentarios.

-Morgan.

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Hace 2 meses había conseguido ese nuevo “departamento” (en realidad un cuarto con un comedor y cocina, nada ostentoso) en aquel pueblo. No era un pueblo espectacular, ni un lugar olvidado por la mano de dios, podría describirse más como un pueblo grande con aspiraciones de llegar a ser ciudad algún día. Era pacifico, poco poblado pero con buen flujo de turistas por ciertas ferias que solían realizarse ahí.

Mi nombre es Jaime, acababa de terminar la carrera y ahora estaba por iniciar mi año de práctica en una pequeña clínica de aquel pueblo. Nada espectacular pero era justo lo que necesitaba para reponerme mentalmente de la universidad… y del corazón. Hace 5 meses habían tenido una ruptura un tanto caótica con la que creía era el amor de mi vida, aún no supera aquello por completo pero cambiar de aires me haría bien.

Terminé de desempacar mis cosas en aquel pequeño cuarto. Tenía todo lo que necesitaba: una cama, un escritorio con lámpara, internet y un pequeño armario. Afuera, en el comedor una pequeña mesa con 4 ...

... sillas, una estufa de gas, un refrigerador y una alacena. Afuera estaba un patio lleno de macetas con flores, un árbol de limones y un baño con regadera. Arriba del mio, otro departamento independiente con las mismas características donde aparentemente habitaba una maestra en prácticas también. Pasando el patio estaba la construcción de la casa perteneciente a la familia que me rentaba aquel lugar y más allá la puerta principal.

Me pesaba un poco la idea de vivir solo por primera vez, en un lugar en el que no conocía a nadie, lejos de mi familia y de mis amigos…pero me emocionaba empezar de nuevo, no ser conocido por nadie y tener la oportunidad de explorar aquel nuevo lugar. Además, cada fin de semana regresaría a casa (2 horas de viaje en autobús) lo que no me haría extrañarlos tanto.

Mientras guardaba comestibles, escuché que alguien tocaba a mi puerta. Una chica menuda de apenas metro y medio, pálida como la nieve y de melena rizada y roja tocaba mi puerta. No tenía el gusto.

Hola- dijo tímidamente- Mi nombre es Fernanda, soy hija de la señora Rosa, me encargaron darte mi numero para que puedas estar en comunicación con ellos ante cualquier desperfecto del departamento o reparación o cualquier cosa que necesites en general- lo dijo rápida y nerviosamente mientras su cara se ponía tan roja como su cabello.

Mucho gusto, mi nombre es Jaime.

Apunté su número de teléfono y nos despedimos. Parecía más joven que yo, quizás rozando los 18 años. No era una belleza ...