Lejos de casa (1. Llegando a una nueva tierra) - Relatos Eróticos

Lejos de casa (1. Llegando a una nueva tierra)

... deslumbrante, pero era bonita a su manera.

Terminé de guardar mis cosas y conecté mi laptop a internet. Bien. Ya no tenía más que hacer, por lo que la soledad me empezó a abrumar como un zumbido en el oído. Un poco tarde para salir, demasiado temprano para dormir ya. Decidí quemar tiempo jugando algunos videojuegos mientras llegaba la hora de dormir. Al día siguiente comenzaba mi primer día en aquella clínica. No me emocionaba, pero quería ver qué me esperaba en aquel lugar.

Finalmente llegó la mañana. Salí al baño temprano para darme una ducha, cocinar mi desayuno y un almuerzo para medio día y preparar mis cosas para el trabajo. Pude notar que en el tendedero del patio había ropa femenina, mayormente oscura. Ya me tocaría conocer a mi vecina. Salí a toda prisa del departamento.

Mi lugar de trabajo quedaba aproximadamente a 20 minutos caminando desde mi departamento. Decidí salir con tiempo de sobra para explorar un poco las calles, conocer el rumbo y ver que podía encontrar. Era un pueblo rural en camino a la urbanización, se escuchaban trailers en la lejanía de la carretera, pero en general era muy silencioso a las 7:00 aproximadamente. Hacía una mañana fresca y despejada, un buen augurio de lo que sería el mejor semestre de mi vida.

Llegué 20 minutos antes de mi hora de entrada, me presenté con el personal que ya había llegado y me explicaron más o menos el organigrama de aquel lugar. A las 8:00 llegó el director y me dio un tour por el lugar, me presentó ...

... formalmente con el resto del personal que me recibió amigablemente, luego me explicó mis labores y me dijo que me lo tomara con calma, que estaba ahí para aprender.

A medio día, cuando sentí hambre, salí al comedor común para comer mi almuerzo. Dentro sólo había 2 personas a quienes no vi en la mañana. Dos chicas jovenes, al parecer cercanas a mi edad: una muy delgada, de pelo pulcro, negro y lacio, ojos grandes y cafés u un rostro fino bonito; otra de ojos verdes, pelo castaño y ondulado, labios carnosos, hermosa. Ambas iban vestidas de blanco y platicaban alegremente. Saludé tímidamente y me senté en el otro extremo de la mesa, ligeramente cohibido.

Hola, buenos días -dijo la chica de lentes- ¿eres el nuevo?

Hola, sí, es mi primer día.

¡Ay que tierno! Mi nombre es Valeria y ella es Karla, somos enfermeras, estamos aquí para lo que necesites.

Hola, mucho gusto- saludó también Karla.

Mucho gusto, mi nombre es Jaime, voy a estar un semestre aquí, también estoy para lo que necesiten.

Hay que planear tu bienvenida… bueno, ya nos retiramos, suerte.

Guardaron sus cosas y salieron apresuradamente. Eran agradables, Valeria era risueña, carismática y bonita. Karla… era una belleza imposible. En mi mente se grabó profundamente su sonrisa cálida, su rostro de ángel, su cabellera espesa del color de la miel.

Tal vez en este punto de la historia deba dar un salto, me disculpo por larga introducción tan poco detallada y a la vez con tantos detalles inútiles para que ...