1. Los maduros duros


    Fecha: 29/12/2025, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Gimena, Fuente: TodoRelatos

    ... pillar a sus padres en pleno polvo.
    
    —¡Me cago en la puta que me parió! —exclamó—. ¿Qué coño pasa aquí? —preguntó con una mezcla de sorpresa y cachondeo que rompió el momento.
    
    El otro y yo nos quedamos quietos unos segundos, pero reaccioné rápido.
    
    —Pasa si te apuntas a la fiesta que estamos montando —dije con descaro—. Lo que sea, pero no te quedes mirando con cara de gilipollas —añadí sin soltar la polla del otro, que todavía estaba en mi mano tiesa y caliente.
    
    —¡Joder!, no me lo digas dos veces —respondió el flacucho, soltando una carcajada ronca y colándose entre las puertas antes de cerrarse.
    
    Ahora, éramos tres en ese cubículo de mierda, donde el espacio, que ya era pequeño, se convirtió en un puto caos de cuerpos y respiraciones aceleradas.
    
    A pesar de vivir en el mismo edificio, ambos machos parecían no conocerse. Concluí que debía de ser así porque el primero, mientras seguía sobándome las tetas como si fueran de su propiedad, cuestionó que invitara al segundo.
    
    Yo, que ya estaba con el coño empapado y el pulso a mil, fantaseando con tener dos pollas mejor que una, quise limar asperezas preguntando sus nombres. El primero dijo llamarse Carlos y Javi el otro.
    
    —Ya que somos amigos —dije con tono irónico y alegre—, haya paz porque hay para los dos.
    
    Ellos se miraron, resignados a compartir la presa como hienas hambrientas.
    
    —Esta tía es una puta máquina —dijo Javi, bajándose el pantalón lo justo para que asomara la polla, larga y tiesa, no ...
    ... tan gorda como la de Carlos, pero con una curva que prometía meterse en sitios interesantes—. Por nada del mundo hubiese imaginado que hoy me encontraría con una verdadera zorra. Mira lo que tengo para ti —añadió con la pija en una mano, agitándola de un lado a otro, al tiempo que pulsaba con la otra el botón del último piso.
    
    No supe si lo hizo procurando el mayor tiempo posible o si fue al azar. Me relamí los labios, pero también propuse la posibilidad de que alguien nos pillara. Los dos se miraron, una conversación silenciosa, tratando de buscar una solución.
    
    —Yo tengo un cuarto trastero de los que hay en la azotea —dijo Carlos—, pero debo ir a casa y coger la llave.
    
    —Pues ya que entras en tu casa, coge unos condones —exigí, haciéndome cruces por no haber caído antes en este detalle.
    
    —Nunca los uso con mi mujer, pero imagino que alguno encontraré rebuscando un poco — respondió Carlos.
    
    —Desde un primer momento sospechaba que eres casado —le dije con aire indiferente, sin dar mayor importancia a este nuevo detalle. Tampoco quise saber el estado sentimental de Javi, igualmente era indiferente para mí.
    
    En apenas cinco minutos, recorríamos el largo pasillo de los trasteros hasta que Carlos se detuvo, abrió la puerta del suyo y entramos los tres. Rápidamente me arrodillé en el suelo, sin prestar atención a cuánto me rodeaba, tan solo me interesaba sacarles la polla y tenerlas delante de mis narices. Agarré cada polla con una mano y empecé a pajearlos a la vez, ...
«1...345...8»