Vacaciones merecidas (1)
Fecha: 30/04/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... pondría cachondo que me abriese de piernas y me masturbara delante de ti y de ese chico?. - Me pondría caliente, ¡claro que sí! Pero tú eres una mujer casada y no puedes comportarte así en público. - ¿En qué quedamos? Sí soy una puta, debo de ser con todas sus consecuencias. O si lo prefieres, sigo siendo "La señora de" y nuestra vida sexual vuelve a ser monótona y aburrida. - Tú decides. - Podrías serlo sólo en la intimidad. - Y una mierda, o todo o nada. Yo estaba que no me creía que pudiese tener a mí mujer delante, que había ocurrido, aquella isla la había cambiado totalmente, y lo peor de todo, me gustaba que fuese así. - Acepto, pero si esto se pasa de la raya debemos de parar. ¿OK?. - ¿Quién pone el límite?. - La coherencia de nuestros actos. - Me doy un baño, creo que es lo más coherente que puedo hacer ahora. Dió un salto y se fue hacia el agua. Me quedé observando aquel cuerpo andando hacia el agua, contoneándose y haciendo ostentación, me comencé a empalmar, era asombroso, después de casi 30 años de casados y volvía a excitarme aquel cuerpo. Me levanté y cuando estaba de pie, me dí cuenta que mí polla apuntaba hacia el frente, instintivamente miré al joven y éste se sonreía de aquella situación, volví a sentarme inmediatamente y seguí observando a mí mujer. El muchacho se levantó y lo contemplé detenidamente, no tendría más de 20 años, era algo más alto que nosotros y delgado, su cuerpo demostraba que practicaba ejercicio físico con bastante frecuencia, pues ...
... aunque su musculatura no era excesiva, se notaba la falta total de grasa, se notaba cada músculo y cada tendón de aquel cuerpo veinteañero. Se bajó el bañador y se quedó desnudo, al estar orientado hacia la playa, no pude ver su pene; el se fue andando hacia el agua para darse un baño, mí mujer en ese momento estaba nadando en la dirección hacia donde él iba a entrar, de pronto se paró y se quedó mirándolo descaradamente. Me miró a mí y luego volvió a mirarlo a él, aquella conducta me estaba contrariando. El se metió en el agua y al pasar nadando al lado de mí mujer, vi que ella le saludó, quizás devolviéndole el saludo. Ella salió del agua y estando de espaldas a él, me hizo un gesto con ambas manos dándome a entender el tamaño del pene del muchacho, por el espacio dejado entre ambas manos, debía de ser descomunal. Se reía pícaramente. Al tumbarse en la toalla a mí lado, me dijo: - ¿Le has visto la polla a ese chico?. - No, estaba de espaldas a mí. ¿Cómo es?. Me sorprendió que yo mismo hiciese aquella pregunta. - ¿Te gustaría acariciarla? - ¡¡¡Por favor!!!! ¿Qué dices?. - Lo que escuchas, ¿si te gustaría acariciarla? ¿Nunca te has comido una polla? - ¡¡¡NO!!! ¿Pero, a tí, que te pasa hoy? - Que estoy súper cachonda, ¿no lo notas? Mí pene volvía a reaccionar, se estaba poniendo erecto de nuevo, me estaba traicionando, yo decía una cosa y él decía otra. Mí mujer, mirándolo empezó a reírse. - Creo que a tu polla no le desagrada la idea de que te comas un buen cipote. Y ya puestos, ...