1. Un día de mis vacaciones (II)


    Fecha: 03/05/2018, Categorías: Lesbianas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... sorpresa y me jaló hasta recostarme pesadamente en una de las paredes del estrecho baño y sin saber cómo (ella estaba muy "amarrada" por su ropa) me besó y no me dejó ver el resto de la acción, sentí sus dedos en mi clítoris apretándolo, aplastándolo con toda su fuerza, oía sus gemidos de chica mala apagarse al besarme tan pesadamente, sentía cómo me pellizcaba el culo y me decía frases sueltas que también se encargaban de ponerme mucho más a trote: - - - ¡Ya estoy cansada de que seas tú la que acabe conmigo en cada orgasmo! ¡Ya verás lo que es bueno!. - - Me susurraba cosas por el estilo, me hacía detener la respiración con algunos de sus movimientos, a veces era tan incontrolable que cerraba los ojos y casi tomaba impulso para soltar el nuevo, más potente y desgarrador gemido de placer, que se acompañaba de nuevos espasmos y saltos musculares, mi fantasía estaba hecha realidad, en menos tiempo del que yo creía llegó el nuevo orgasmo, obviamente tan placentero, desestresante, contagioso y desorbitante como los que vivo con Cata. - - Salimos de ahí, vimos la puerta contigua a la nuestra cerrada, señales de que alguien había ahí, nunca supimos a qué horas entraron pero era obvio que se habían dado cuenta que enseguida estaban haciendo algo "extraño", así que gracias a una mirada de sorpresa y preocupación a la vez de Cata salimos tan rápido como pudimos para perdernos entre la gente e ir a su habitación y finalmente a mi casa, sin ser descubiertas por nadie. - - Doña Clara ...
    ... estaba esperándonos, dijo que había ido al mall de comidas del centro comercial pero no nos vio, no pude evitar una sonrisa al imaginar a la tía de Cata buscándonos inocentemente como dos amigas que comparten el tiempo mientras ella y yo nos lo montábamos en un baño desesperadamente, tratando de hacer el menor ruido y chupándonos hasta lo que no teníamos; Cata seguramente pensó lo mismo porque me miró con una cara de complicidad y se rió también. - - Estaba tarde, le dije a Cata que mejor me prestara el teléfono para avisarle a mi mamá que llegaría tarde, consideré que ir hasta mi casa era una perdedera de tiempo, mejor iríamos mañana, eran casi las once de la noche y pensar en el agua caliente de la piscina de un lujoso hotel y a mi amiga a mi lado me pareció excelente, así que se lo propuse y bajamos hasta allá, efectivamente la piscina estaba tan agradable que recordé las aguas termales: humo saliendo del agua mientras cae una suave lluvia helada que contrasta perfectamente, pensé en todo lo que haría en un lugar como esos y una compañía como Cata, por ahora debía dejar de soñar, volver a la realidad y aceptar lo que tenía en ese instante. - - Nos sentamos en unas cómodas escaleras desde donde se veían las luces horizontales y profundas, el agua caliente, el ambiente frío, muy poca gente (dos o tres personas) y los meseros que pasaban regularmente tras los vidrios del hall y que educadamente casi no volteaban la mirada hacia nuestro lugar. - - Cata se veía preciosa con su ...
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