-
Mi secretaria
Fecha: 24/05/2018, Categorías: Control mental, Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... prohibía tajantemente las relaciones entre sus empleados. Pero aquellos zapatos... ¿Zapatos? Yo nunca había sido un fetichista. Me gustaban las piernas de las mujeres, claro, y más aún cuando están envueltas en nylon. Pero de ello a lo que había sentido cuando miraba sus zapatos... De todas las partes del cuerpo de una mujer los pies no eran mis preferidos a la hora de excitarme. Sin embargo, noté que mi pene estaba completamente dispuesto para la batalla. Lo había estado desde que miré sus zapatos. Me acosté sobre el pequeño sofá que había en el despacho. Intenté dormir, pero no lo conseguí del todo. No podía quitarme aquellos maravillosos zapatos negros de la cabeza. Medio adormilado, me encontré a mi mismo masturbándome mientras pensaba en ellos. Me despertó el teléfono un par de horas después. Era Laura para decirme que el gerente quería verme para discutir mi informe. Todavía no había acabado de colgar el teléfono cuando ella entró en el despacho con una pequeña bolsa de aseo en sus manos. - Aquí encontrará todo lo que necesita para afeitarse y acicalarse un poco. No puede ir a ver al gerente así. Tiene una pinta horrible. Me miré a mi mismo y comprendí que tenía razón. Toda mi ropa estaba arrugada, e imaginé mi rostro dejando entrever la primera barba de la mañana. - La ropa no será problema. Si se pone la chaqueta y procura estar de pié el menor tiempo posible, no se darán cuenta. Acérquese al cuarto de baño y aféitese. - ¿De donde ha sacado esto? - Su predecesor, ...
... el señor Diez, también solía quedarse dormido en el despacho muchas noches. - ¿Fue usted la secretaria del señor Diez? - Si. Hasta que se marchó. Ya sabe... - Sí. Ya lo sé. Nadie me había dicho que ella fuera su secretaria. Supongo que pensaron que no tenía importancia. Yo tampoco se la di. Me afeité, me acicalé un poco y fui a la reunión con el gerente. La cosa salió estupendamente. Mi primer trabajo de importancia había sido un éxito. Incluso el gerente me invitó a comer. Pasamos toda la tarde discutiendo el informe y bien caída la noche me felicitó y nos despedimos. Estaba contento. Casi eufórico cuando llegué a mi despacho. Era Viernes, aquella noche ya no tenía que trabajar, el gerente me había felicitado y tenía todo el fin de semana por delante. La vida me sonreía. Me sorprendí al encontrar allí a Laura. Apenas quedaba ya nadie trabajando. - ¿Todavía no se ha ido a casa? - pregunté mientras me dirigía a mi mesa y me sentaba en mi sillón. - Quería saber como le había ido. Había un tono de sinceridad en su voz. Parecía como si le importara realmente que yo triunfara. Enablé una enorme sonrisa de satisfacción y la miré. - Me ha felicitado. - ¡Lo sabía! La verdad es que se lo merece. Ha trabajado mucho en este proyecto como para que no se lo reconocieran. Mientras hablaba, se acercó a la mesa, la bordeó y se colocó en la parte de atrás, donde yo me encontraba. - Me gustaría celebrarlo. ¿Quiere venir mañana a cenar a mi casa? Soy una buena cocinera. Le aseguro que no le ...