La promesa de Cristian
Fecha: 13/06/2018,
Categorías:
Gays
Autor: dante1802, Fuente: SexoSinTabues
... vas a tener nada con ningún otro hombre hasta que yo vuelva por ti. Aunque sorprendido por la petición yo hice la promesa de esperarlo. Cristian: sí te lo prometo Manuel sonrió y me dio un beso en la boca, mi primer beso, sentí que algo en mi estómago brincaba mientras respondía al beso más tierno de mi vida. Al día siguiente, Manuel se fue al internado y yo no volví a verlo, pues su papá iba a verlo y comentaba que no venía en vacaciones por estar castigado, seguía siendo un rebelde. Pasaron los años pero yo no olvidaba mi promesa, por eso aunque ya era un gay abierto no tenía ojos para nadie esperando a Manuel. Mi cuerpo fue cambiando, ahora medía 1. 70, era delgado, estrecho de cintura, facciones finas de la cara y usaba el cabello semi largo, pero lo que más se había desarrollado eran mis nalgas, como muchos me decían, parecían los de una mujer, lo que me hacía el blanco de muchas burlas, las cuales ignoraba. No sé si mi mamá ya sabía de mi condición. Supongo que sí, porque era muy obvio y me gustaba todo lo que a un gay común le gusta, pero nunca me dijo nada. Por las noches me acostaba soñando con el regreso de Manuel, cómo sería él, será qué pensaba en mí, deseaba verlo y que supiera que yo seguía esperándolo solo a él. Acaba de cumplir los 19 años y como ya dije muchos hombres se burlaban de mi o me chiflaban al pasar por la calle, principalmente por mi trasero que despertaba el interés de muchos. A una cuadra de mi casa estaba un taller mecánico de carros y el dueño ...
... era Sergio, un hombre de 32 años, como de 1. 80 de estatura, piel morena, espalda ancha, rapado de la cabeza y barba espesa, siempre estaba sucio de grasa por su trabajo, con pantalón de mezclilla y una playera blanca manchada de grasa, si bien se me hacía atractivo, lo que no me gustaba era su panza que no encajaba con el resto de su trabajado cuerpo, pero como le gustaba tomar cerveza, pues por eso estaba así. Cada vez que pasaba por su calle, Sergio no perdía la oportunidad de molestarme. Sergio: fiu fiu Cris, a dónde vas con tanta prisa?. por qué tan orgulloso que no saludas?. cuándo te acompaño por el pan?. cuando quieras te enseño mis herramientas. que bonito culito tienes. Los piropos de Sergio cada vez eran más subidos de tono y no le importaba hacerlos frente a sus compañeros de trabajo, es más cuando estaba con ellos era más agresivo en sus comentarios hasta que un día harto de sus chiflidos, me paré y le dije: mire señor, en ningún momento le he dado lugar para que usted me falte el respeto. Sergio: uy chiquito, cómo que señor si tampoco estoy tan viejo. Se acercó más a mí y yo retrocedí un poco. Sergio: qué pasa. No me digas que me tienes miedo. Si yo solo quiero pasarla bien contigo. Tengo lo que a ti te gusta. Vi como Sergio se agarró el bulto de su pantalón y le dije: eres un cerdo, para darme la vuelta y dejarlo solo, él me detuvo por el brazo. Sergio: si quisieras este cerdo te haría ver las estrellas. Cristian: suélteme. Salí corriendo y al dar vuelta para ...