Historia del chip 017 - En la consulta - Irma 004
Fecha: 18/06/2018,
Categorías:
Grandes Relatos,
Lesbianas
Autor: chopin, Fuente: CuentoRelatos
... analizado. El castigo era consensuado entre Irma y Galatea. —Las cumplo a rajatabla. El otro día cometí un fallo al no sonreír lo suficiente. —¿Y que castigo te aplicaste? —Decidimos que llevase un corsé de castigo las siguientes tres sesiones de amor con Galatea. Un corsé de castigo era tremendamente incómodo. Su diseño era una tortura para la infortunada que lo llevase puesto. Además de estrechar la cintura unos diez centímetros, llevaba una cortante cadena por delante que seccionaba la zona entre las piernas y los glúteos sin remisión. —¿Y te gustó? — preguntó Miss Iron, expectante ante la respuesta. —Lo odio con toda mi alma, pero a Galatea parece gustarle. Se humedece en cuanto me lo ve puesto. Luego las sesiones de amor con ella son magníficas. Miss Iron hizo una pequeña anotación mental. Luego repasaría el video de la sesión para detectar incongruencias gestuales, pero le agradó la soltura con la que Irma había hablado. Fue una de las cosas más difíciles de lograr. Irma debía de considerar como suya la alegría de su amante. Con la cadena ajustada entre sus piernas y la boca en la vagina de Galatea el que se expresase en ésos términos era una magnífica noticia. —Bien, pero debes asegurarte de ello. Siempre pregunta a tu amante. No en ese momento, sino más adelante. Busca la ocasión. Debe saber que siempre estás dispuesta a mejorar. No muestres duda de tu actuación, sólo indaga por si te engaña tu percepción. —Así lo haré, Miss Iron. Nunca me permitiría defraudarla— ...
... reafirmó Irma con voz orgullosa y una sonrisa sensual. No dejaba de mirar a los pechos tapados de su terapeuta tal y como tenían establecido, al igual que con Galatea. —Nunca me has defraudado. Mi misión es ayudarte a encontrar el mejor camino para ti y para tu felicidad, querida amiga. Muy al contrario, me siento plenamente orgullosa de tu manera de comportarte, de tu resolución y tu capacidad. Tenemos que dejarlo aquí, hoy debo salir pronto. Las dos mujeres se pusieron de pie y se abrazaron de nuevo. Irma, envuelta en sus tacones, Miss Iron en su ropa de ante. Ninguna dejó de tocar a la otra. La espalda desnuda de Irma fue acariciada por las manos sedosas y tranquilizadoras de Miss Iron mientras los pechos de Irma tropezaron casi en los hombros de su terapeuta. Con las manos en la nuca de su mentora, no podía evitar la excitación automática que sentía siempre que elevaba los pechos o los exhibía. Las dos sabían que ocurría, pero ninguna hablaba nunca de ello. Se rozaron los labios sin llegarse a realizar un beso sensual. Una expresión afectuosa de cariño. Irma salió de la habitación y esperó en la sala contigua a que le abriesen la taquilla con sus cosas. *—*—* Ya llevaban tres meses hablando del tema de los dichosos lóbulos. Para colmo, se pasaba más tiempo acariciando esa zona que en ninguna otra parte. Echaba de menos las largas sesiones en sus pechos. Sin el derecho de tocarse a sí misma en esa parte. Su frustración, ya de por sí enorme entre sus piernas, se había vuelto ...