La mili
Fecha: 19/06/2018,
Categorías:
Gays
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... recuperando. Su polla agradecida seguía palpitando en mi culo, dando con sus agonías los últimos coletazos de la gloria que había alcanzado. Yo continuaba atado, siguiendo con mis movimientos inútiles tratando de abrazarlo, de mimar a tan poderoso caballero, sólo mis labios depositaban toda la ternura que afloraba un Ángel como aquel. Al poco, respondió a mis besos, con una ternura que contrastaba con la ferocidad de segundos antes. ¡Dios, era tan dulce! La punta de su lengua bailó con la mía una marcha sincopada, para después situarse con suavidad sobre mis labios y besarlos con todo el amor que contenía un hombre como él. Así estuvimos como unos ocho minutos o más, sin hacer otra cosa que intercambiar nuestros besos, nuestro amor sin palabras. Su polla se fue achicando mansamente, hasta ser expulsada de la gruta que lo acogería con agradecimiento en todas las ocasiones que nos restaban. Su semen, espeso y cálido se escurría por mi culo dándome un gustillo particular, pues aún en ese estado, parecía tener vida propia, como si esos minúsculos animalillos viniesen dotados de espuelas. Aunque atado seguía embriagado por su seducción, por el amor que concentraban todas sus acciones. Mi picha seguía dura, poderosa, rezumando todos los jugos que contenía y que el llamaba con el calor de su cuerpo. Como en una especie de broma, cuando hurtaba mis besos, yo respondía con sacudidas que simulaban una penetración y que intentaban hacerlo caer de mi cuerpo, del que, por supuesto, no ...
... quería que se separase. La broma le gustó y nació un juego en el que él me robaba los besos y yo fingía que lo penetraba. La historia pareció gustarle, pues en breves instantes el ejemplar que iluminaba su entrepierna volvió a alcanzar el brillo deseado. Aquello que emergió como un juego se convirtió en el elemento central de nuestra entrega. Los besos se sucedían, y nuestras húmedas y férvidas lenguas se unían en sus abrazos a los pollazos que nos brindábamos. Repentinamente se levantó. Por un segundo, pensé que volvería a follarme, y, por supuesto, no me desagrado la idea. Pero situó su espléndido cuerpo a la altura de mi cabeza, y girando se agacho para comenzar a mamarme la polla, situando su precioso ejemplar a las puertas de mi boca. Comenzamos un delicioso sesenta y nueve. Un número mágico donde los haya, pues éste me llevo a las puertas de un orgasmo. Tragaba toda mi polla con una facilidad pasmosa, situándola en calidad humedad de su boca para allí, en el viaje, de vuelta chupar con fervor y sacar todo el juguillo que se puede quitar a mi pija. Mi mamada no era fácil, no quería morderle y, en ocasiones, su rabo salía de mi boca pese a la avaricia de mi chupada. Él me ayudo a mi propósito, y empujándola hacia mi boca mantuvo la gloriosa pija a buen recaudo. Fue una mamada sabrosa, pues al tiempo que saboreaba ese rico manjar sus dedos se metían en mi boca para jugar con mi lengua. Mientras el continuaba su chupchup delicioso. La hacía con tal exaltación y desenfreno que ...