1. La mili


    Fecha: 19/06/2018, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... la saliva parecía gorgotear ese canto rico que se da en una buena comida de polla. Yo seguía lavándole la cabeza, respondiendo al placer que recibía. Mi estriada lengua se conducía por todo el glande, circulando por su perímetro a una velocidad fogosa. Estas maniobras lo derretían y lo hacían perecer en un marasmo arrebatado, cambiando la magistral chupada que me realizaba, y tragándose de un solo golpe mis diecinueve centímetros y resoplando por su nariz a la altura de mis cojones. Era un bufido fuerte, que refrescaba el calor de mis cojones haciendo aumentar mi temperatura. Repentinamente paró su mamada y quitó su polla de mi boca. Se giro, y después de darme un beso que finalizó en un mordisco en mi labio inferior, puso su polla a la entrada de mi boca, situando sus rodillas encima de mis brazos. Y con su voz determinante, adoptando esos aires de cabo o sargento que tan bien se le daban, ordenó un mandato sencillo: "¡Cómeme la cabeza!" Y allí lamí con fruición su peculiar y arrogante capullo, besándolo tiernamente, lamiéndolo con lascivia, saboreando ese sabor a macho que no se daba extinguido. Mientras le hacía esto, él se masajeaba su talle, se sobaba los cojones, se tocaba el culo, todo con una elegancia natural que aumentaba los gestos que en otro pasarían desapercibido. Así estuve como unos quince minutos, y podría haber estado más, pues lo estaba disfrutando segundo a segundo, sin darme saciado de tan abundante plato. Y pasó una cosa muy curiosa, que nunca más me ...
    ... volvió a pasar. A las puertas de su orgasmo él aumentó su meneo y me indicó con la mano que parase de mamársela. Y de nuevo ese grito ahogado tomo el camino de su boca y vi que me esperaba el rico manjar de su leche de polla; ¡y eso era algo que no me perdería por nada del mundo! Así que abrí totalmente mi boca, dejando el paso libre para ese torrente, y esta palabra no está empleada al azar. Sino que fue eso lo que salió de su nabo: un torrente de espesa y tórrida leche. Me pilló tan de sorpresa que me atraganté, pues a la abundancia se le sumó la fuerza de sus eyaculaciones. Tosí con fuerza, evitando el atragantamiento, y su leche ¡me salió por la nariz! Parecía un sifón. Los restos de su corrida cayendo en lamparones por mi nariz, y todo el acre y viril sabor de su fruto comiéndome de gusto por las húmedas paredes de mi boca. Tuvo un orgasmo delicioso, con risas y trallazos que salpicaron todo el ring. Yo, cuanto más me reía, más me atragantaba, pero no podía parar, aquello tenía demasiado coña como para no celebrarlo. Saqué mi lengua y lamí toda la leche que caía de la nariz, pero cada gesto que hacía, por muy lujurioso que pretendiera ser, tenía la coña de ver la leche salir por mi nariz. Cuanto terminaron las risas, su culo aplastó a mi rabo, que por aquello de los jajajás, había perdido un poco de su consistencia. Pero su cuerpo tenía el efecto milagroso de resucitar a un muerto, y a los pocos segundos, tras pasear su culo por el talle de mi polla, ésta volvió a jurar ...