1. La mili


    Fecha: 19/06/2018, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... espesa leche, adornan las comisuras. De nuevo junto toda esa semilla y a la boca, pensando que es la suya y no la mía la que trago. Tiene una leche deliciosa. Lo veo, la cosa se agrava. La pija se endurece con ese juego de mira y no mira en el que me enredo con sus profundos ojos. Él sonríe, no dice nada, y yo tengo unas ganas de darle de hostias y follarlo allí mismo. Desde que lo conozco no me conozco. Estoy todo el día instalado en esa puta calentura que me hace ver lo que no sé si existe, que me hace interpretar cada uno de sus gestos para traducirlos todos al lenguaje de mi carajo y pensar en cada instante que él me desea con la misma fuerza que yo. Mañana, a las tres de la tarde, salimos a la calle. Le he entrado de nuevo con una disculpa pijotera de la que ya ni me acuerdo a estas alturas; pero sí recuerdo una disculpa peregrina que vuelve a situarme en tierra de nadie. Faltan horas y no tengo ni puta idea de cómo hacer. Recuerdo que en mi delirio pensé en secuestrarle, atarle a la pata de la cama y no parar de follarlo hasta que se licenciase. Desecho esta idea pues tengo dos zánganos, uno de Vitoria y otro de un pueblo perdido de Badajoz, que no se despegan de mí ni a sol ni a sombra, aparte del corro de gallegos, con los que aún no he intimado, pues todos son del sur y a mí me consideran un pijito de La Coruña. Intento buscar en ellos lo que encuentro en él, consolarme con un segundo plato cuando veo que ni coñas tomo el primero; pero no hay manera. Ni despierto ni ...
    ... soñando arranco de estos mercenarios una pequeña luz con la que hacer sombra a mi cabo. Llevo muchos días pajeándome por él como para engañar a mi polla con una patraña tan gilipollas. Ya tenemos preparado el macuto. A la salida, queremos ir de civiles, pero estamos tan apijotados que ni cuenta nos damos de la pinta de militronchos de mierda que tenemos. Ni tres capas de pintura simularían el abandono en el que vivimos; pero a los diecinueve años sirve lo que piensas, no lo que ves. He decidido llevar mis mejores galas; si salgo a romper: rompo con todo. Deseo con toda el alma llevarme el mundo por delante, volver a disfrutar de un tipo al que no conozco entre tantas ordenes y gritos, y que durante diecinueve años tantas alegrías me dio. Como perros de Pávlov, babeamos. Creo que si en aquel momento nos dicen que no salimos, nos atrincheramos en el cuartel y los pasamos a todos a tajadas de bayoneta. La cantina está animada. El bullicio es ensordecedor y aumenta a cada paso recordándonos que es el único modo de saber que aún estamos vivos. Lo veo entrar con su grupito de mierda y buscar sitio a lo largo de la barra. Va hacia una esquina y allí se queda mientras piden las consumas. Se le ve feliz, como un gallo con sus gallinas, como si supiera que el resto de su vida se dirige hacia ese destino de dormir, comer y follar. Me tomo la cerveza de un trago y pido una copa de coñac del más peleón, del "Fundador" de toda la vida. Unos diez minutos después la tengo entre mis manos. En ...
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