el día que mi esposa gozó que la violaran.
Fecha: 29/06/2018,
Categorías:
Dominación
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... que el de la vagina era una cosa enorme y la del ano era como un pene normal. Pero luego empezó a moverse y gemir de placer. Cuando ya casi estaba por tener un orgasmo, el tipo dejo de jugar con ella y le dijo que no quería que terminara todavía. Ella estaba como loca y gemía, --por favor, por favor, métemelo-- --No quiero que terminés todavía-- dijo él y ella seguía suplicando que se la metiera. La excitación era tal en mi esposa que ya no suplicó, sino exigió, que, o le metía el juguete o le metiera su verga. El se acostó sobre ella y los otros se acercaron y empezaron a acariciarla y besarla. Mientras uno la acariciaba los pechos, otro le besaba la boca y otro le acariciaba las piernas. Los tres le besaron la boca uno por uno y empezaron a tomar turnos para penetrarla, se quitó el de la pistola y se puso el que se la cogió primero, ella solo abría las piernas, esperaba la verga y gemía como loca, luego el otro y otra vez el de la pistola, mientras los demás la besaban y la acariciaban. Así la tuvieron y cada vez que ella iba a acabar, le sacaba el pene que tuviera metido en ese rato y luego se lo metía el otro, no sé cuantas veces dieron la vuelta, pero a la última, el de la pistola se acostó en el colchon y ella se monto sobre él. De repente se asustó un poco y pensé que iba a dejar de sentir, cuando al que le había mamado el pene, se montó sobre ella e intentaba meterle el pene por el ano. Cuando logro su objetivo, ella dio un grito, no sé si de dolor o de placer y ...
... luego el otro que la había cogido parada, le puso su pene enfrente y ella se lo empezó a mamar, mientras gemía como loca a agrito tendido. Sus gritos se oían sordos, pues el pene en su boca no le dejaba sacar todo el volumen y le servía como silenciados. Los cuatro gemían, sudaban, gritaban. Uno de ellos decía, --me vengo, me vendo—y el otro dijo yo también y el otro yo también, ella estaba que reventaba de emoción y aunque no podía hablar por el pene en su boca, se le notaba que de un momento a otro se venía. Segundos más tarde, los cuatro terminaron al unísono, en un gruñido como cuatro gatos teniendo sexo. Los cuatro se empezaron a relajar, el que le metió el pene por la boca se sentó en el suelo, mientras le acariciaba la cabeza a mi mujer. El que se la metió por el ano, se arrodilló y le acariciaba la espalda y el de la pistola tardo un poco más en que se le relajara el pene y se lo mantuvo metido por un par de minutos más, mientras ella se movía suavemente, haciendo que el pene la penetrara tranquilamente y él le chupaba los pechos. La dejaron sobre el colchón y se vistieron, se subieron a los camiones y se fueron. La dejaron choreando semen por todos lados y chupetones morados en los pechos, las nalgas, el cuello, la espalda e incluso en el borde de sus labios vaginales. Ella estaba exhausta, desnuda, solo con los tacones y se durmió. Para mientras yo, me di cuenta que había terminado en mis pantalones, sin siquiera haberla tocado. Cuando despertó, caminó hacia mí, me ...