1. Secretos sucios de una mucama


    Fecha: 15/07/2018, Categorías: Confesiones Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    ... dije que esa mujer está loca, que no puede ser capaz de amar a nadie y un sinfín de cosas más. Pero en breve me mandó al cuarto de Diego para que le planche unas camisas, ya que es músico y aquel fin de semana tenía varios shows. Cuando entré pensé que no estaba- hasta que lo vi tirado en su cama boca arriba, en bóxer y llenando sus ojos con más videos chanchos desde su celular. ¡quedate Marta, por favor, que necesito que me alcances los forros, puede ser?!, me pidió al notarme incómoda. ¡termino de planchar y se los doy!, le dije, y me puse manos a la obra, aunque fue una tortura insoportable escucharlo sacudirse la pija, balbucearle groserías a las minas y moverse como si tuviera convulsiones. ¡quería comérsela toda a ese pendejo alzado! Apenas colgué la última camisa le di los condones en la mano, y él detuvo mi retiro. ¡pará Martu, quiero que me pongas uno, te animás?, dale, sacame el calzoncillo y poneme un forrito, que no aguanto más! No podía negarme, y en cuanto se lo puse me pidió acongojado: ¡apretame la verga nena, dale, apretala bien, subí y bajá, y olete la mano! Eso último no lo hice, pero sí presioné bien su pene hinchado, subiendo y bajando, ladeando y punzando un poco la base de su tronco, hasta que un temblor esperable lo hizo acabar en mi mano, adentro del forro y con los labios cubiertos de saliva. Salí aturdida y confusa. Esa noche sí que me masturbé asolas en mi pieza pensando en ese nene cochino, y como estaba lejos de todo lo habitado por la familia, ...
    ... hasta podía gritar de placer. Hacía años que no me pajeaba. Para peor, debajo de su cama siempre había forros con leche, y no me dio asco probarla un par de veces. Todo aquello ya me parecía normal, y no había tiempo para juicios, y menos aquel mediodía de otoño. Estaba con mis auriculares en la tarea de aspirar las alfombras, por lo que no escuché llegar a Diego de la calle. Me llamó desde la cocina y me pidió que le haga un jugo exprimido de frutilla. Mientras se lo preparaba lo oí decir: ¡así chiquita, dale, un poquito más! Cuando se lo dejé en la mesa me pidió que le alcance un cuaderno que se le había caído al piso. Entonces, ahí vi todo con claridad. Solange estaba de cuclillas bajo la mesa haciéndole un pete al guacho, descalza y con la pollerita subida para que él pueda tocarle la cola. La nena ni se quejaba. ¡hacete un juguito Marta, dale, y vos sacate la bombacha piba, ahora, y chupala más!, dijo el mocoso. Yo me serví un vaso de agua y salí para volver con lo mío. Pero al rato él quiso que le prepare unas salchichas. Entonces vi cómo ella seguía con su pene en la boca mientras él olía su bombachita con los ojos saltones de calentura. Hasta que gritó: ¡abrí la boquita guachaaa!, y observé cómo las gotas de semen le bañaban las mejillas a la nena que ya estaba desnuda. Diego se vistió y se fue tras devorarse dos panchitos, y ella me confió que le encanta comerle la pija a su hermano y a sus primos más grandes. Su aspecto de nena crecidita se desfiguraba en mi cerebro, ...
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