Atracción y Desviación
Fecha: 21/07/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... nuestra noche: El goce ganaba a la culpa. Sabía lo que tenía que hacer. Llegando a nuestra ciudad idearía la forma en que vuelva a ocurrir y esta vez será para siempre, sin culpas ni remordimientos. Atracción y Desviación 2: Confesiones de una madre. Desde hace mucho tiempo ya me había distanciado de mi esposo. La verdad es que ya no lo quería como antes el amor hacia otro hombre se había interpuesto. El problema es que eso hombre es mi hijo. Mi hijo Iván desde niño siempre fue muy dulce y atento conmigo. Al crecer y entrar a la adolescencia siguió con mis atenciones hacia mí, pero ya me veía con otros ojos y yo no podía apartar la vista de los cambios agradables: se había puesto más alto, guapo y fuerte. Un día encontré unas pantaletas mías manchadas con semen y supe que se estaba masturbando, me excitaba el pensar que lo hacía por mí. Sólo me quedaba imaginar que mi esposo era él cuando follábamos para tener un orgasmo. Es que las relaciones con mi esposo se habían vuelto rutinarias, sólo teníamos coito una vez por semana, un polvo y una sola pose. No me ayudaba con las labores, ni me acompañaba de compras o me esperaba a la salida del trabajo, como sí lo hacía mi hijo. Lo más difícil fue cuando ingresó a la universidad y empezó a salir con chicas. No sólo se concentraba en su carrera, sino también en su apariencia, había comprado un equipo de pesas, una tabla de abdominales y otras cosas. Ver su cuerpo sudado y sin polo me excitaba. Como teníamos cierta confianza, traía a ...
... su novia a casa para presentarla en familia. Trataba de poner mi mejor cara y no parecer celosa. Recuerdo principalmente a Melisa, una chica delgada, de curvas gráciles, cabello negro ondeado y largo, que siempre venía en jean y polos sicodélicos. Y la razón por la que la recuerdo es que hace casi cinco años había llegado temprano a casa, luego de salir con unas amigas, mi esposo había ido a casa de sus padres y escuché ruidos raros en la habitación de mi hijo. Ahí estaba Melisa e Ivan haciendo el amor. No era el coito aburrido y rutinario a la cual estaba sometida. Era algo salvaje: Mi hijo echado boca arriba, mientras Melisa totalmente desnuda con su cabello suelto lo montaba cual amazona. Luego cambiaron de posición, él la echó en la cama en la posición del helicóptero, pero le levantó una pierna la cual apoyó en su hombro y empezó a penetrarla en forma enérgica. No pude evitar colocar mi mano en mi concha y empezarla a sobar. Una luz llamó mi atención, se trataba de la luz de la filmadora. Estaban filmando sus acrobacias amatorias. No quería ser descubierta, así que me escondí en mi cuarto esperando a que terminen, tratando de oír detrás de las paredes cualquier dulce gemido de los labios de ambos. A la hora sentí la puerta abrirse, se habían ido al baño a bañarse. Vi si estaba la filmadora, quité el disco e hice una copia en el ordenador. Todo esto sin hacer ruido. Cuando se fueron, coloqué el disco –el cual aún conservo y veo- en el DVD y empecé a masturbarme pensando ...