La profe de inglés
Fecha: 24/07/2018,
Categorías:
Confesiones
Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos
... nos conducía al recreo. De repente abrí el pasador antes de cometer una locura, y al tiempo que les juraba no delatarlos siempre y cuando no se metan en líos, veía a Sabri prenderse al pito de Santi, con las medias y los zapatitos meados. Me fui sabiendo quizás que jamás habría otro encuentro con esos mal educados, nerviosa por si ellos abrían la boca, y confusa por todo lo que había sentido. Esa tarde no pude parar de masturbarme en casa pensando en aquello. Se me hacía difícil darles clases sin idealizarlos en mi mente, imaginarlos en mi cama o entre mis piernas. Cuando iba a corregirle a los primos, quienes afortunadamente compartían el banco, dejaba que me toquen el culo y me rocen la vulva sobre el jean. Con Sabrina, me dejaba seducir por las groserías que me susurraba, y, hasta una vez me tomó la mano para ubicarla entre sus piernas. ¡dale, fijate si tengo la bombachita seca mi amor!, me dijo entre dientes esa vez, suprimiendo mi atención al resto del curso por minutos. Transcurrieron dos meses de insoportables acosos de todos los pibes, hasta que cierta madrugada leo un mensaje privado en mi facebook. ¡hola Mily, somos tus alumnos preferidos… aceptanos y sacate la ropita para nosotros! Mi ritmo cardíaco sonaba en las paredes de mi habitación cuando vi que en la foto de perfil estaba Sabri con Santiago y Mateo, los tres abrazados. Los acepté, y les mandé una foto de mi escote. Enseguida me escribieron. ¡queremos ver más! Entonces se me ocurrió citarlos a mi casa después ...
... de enviarles una foto en la que estoy en bombacha y corpiño. Esa noche fue interminable, y el desfile de fotos concluyó al menos en mí en cinco pajas memorables. No tenía bien en claro cómo planificar la cita con ellos. Incluso dudé en concretarla por miedo a caer en alguna trampa, o que mi novio me descubra, o a las represalias del sistema educativo. Pero luego de la última noche de intercambio de fotos se me saltó el fusible, y escribí tres notas idénticas que decían: ¡chicos, los espero esta tarde en casa para sacarnos la calentura, no aguanto más! A cada una le adjunté una foto en la que tengo 18 y estoy posando en calzones para el noviecito de turno, y anoté la dirección en el margen. Apenas pude se las dejé a cada uno en su mochila. Durante la clase los vi gesticular y cuchichearse cosas. Mi semilla había dado sus frutos, y mis nervios eran un cúmulo de flujos en mi entrepierna. Sabri aprobó su práctico, y Santi debía dar una lección oral. Pero el resto desaprobó, y eso me abstrajo un poco de aquellas turbulencias. Pero cuando ya almorzaba asolas en mi depto, pensé en retroceder, suspenderlo todo, o en irme al carajo. Pero ya era muy tarde. Aquel día los guachos no se conectaron al face, y yo no tenía sus teléfonos. Cuando el reloj confirmó las tres de la tarde me puse una bombacha roja con dos pompones en la cola, unas medias color piel, un corpiño que solo cubría mis pezones y, saqué de mi armario una bombacha con pito por si acaso. Me perfumé, me hice dos colitas en ...