1. PARAISO PARA TRES


    Fecha: 27/07/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... hablamos de nuestras experiencias particulares, compartimos nuestro tiempo sintiéndonos próximos, unidos en un plano que trasciende lo físico, viviendo una felicidad que no soñábamos que pudiera existir. ¿Cómo voy a volver a ser la adolescente insustancial preocupada sólo por las últimas tendencias de la moda, por las últimas nimiedades tecnológicas o sociales, viviendo una vida en la que lo único importante es aparentar y proyectar esa apariencia en redes sociales, cuando tengo la felicidad más sublime al alcance de mi mano, dentro de mi propia casa? ROSA Nunca imaginé que podía volver a ser tan feliz desde que murió mi marido, Manolo. Me dejó con dos hijos, Jonás de doce años y la pequeña Silvia, de seis. Nuestra situación económica, no se resintió, afortunadamente, gracias a nuestros ahorros y a mi trabajo, pero cuando él murió sentí que mi vida se acababa y que sólo sería capaz de enfrentarme al futuro por nuestros dos hijos. Yo tenía entonces treinta y seis años y pensaba que me correspondían unos treinta o cuarenta más de felicidad como mínimo hasta que apareciesen los primeros achaques y miserias de la vejez, pero no fue así. Cuando mi vida era plenamente feliz, la maldita enfermedad se llevó a Manolo casi sin darle tiempo a darse cuenta de que nos dejaba irremisiblemente. Como digo, mi vida era absolutamente feliz. Teníamos buenos trabajos, unos hijos sanos, buenos y guapísimos, y mi marido y yo teníamos una complicidad, dentro y fuera de la cama, que era difícil de ...
    ... imaginar por quienes nunca la conocerían. Reconozco que siempre he sido muy fogosa para el sexo y mi apetito sólo lo podía satisfacer alguien tan sensual o más que yo, como sin duda era mi marido. Por esa razón, su pérdida, que sufrí por encima de todo en el plano espiritual y afectivo, dejó también, justo es reconocerlo, un inmenso vacío en mis necesidades sexuales que desde entonces tuve que satisfacer sola con la inestimable ayuda de distintos vibradores que acababa indefectiblemente agotando y averiando por su uso constante. Nunca busqué la compañía de otro hombre. Sabía que nadie podría llenar el vacío de mi corazón y como me veía capaz de “consolarme” en el otro aspecto, no quise arriesgarme a imponer a ningún otro hombre en la vida de mis hijos, así que fui la viuda probablemente más deseada de la ciudad, porque, justo es reconocerlo, sin falsa modestia, me conservo muy bien, hasta el punto de que la mayoría de las personas que no saben mi verdadera edad, creen que tengo al menos diez años menos. Pasé los diez años que han transcurrido hasta hoy, más o menos bien, viendo crecer a mis hijos con salud, sólo lamentando que mi marido no hubiese vivido lo suficiente como para ver los maravillosos seres humanos en que se habían convertido después de este tiempo. Sin embargo, un día descubrí que tal vez había vivido una ficción y que tras lo que yo veía como una armonía perfecta, se escondía una sórdida relación que yo nunca, en mis peores pesadillas, habría imaginado. Sucedió ...
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