Coincidencias
Fecha: 04/10/2017,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: XAVIA, Fuente: CuentoRelatos
... multinacional más abierta que su marido, más comunicativa, con la que creo que nunca había cruzado más que frases tópicas de ascensor. Debía rondar los cuarenta años y siempre me había parecido atractiva. Aquel día, coincidimos en el portal, yo salía, ella entraba con su crío, y ciertamente la vi desmejorada. Más pálida, un pelín chupada de cara, pero el abrigo de invierno me impidió confirmar cuánto peso había perdido. Se ha quedado en los huesos, sentenció mi madre en la cena de aquella noche. Es curiosa la vida de un vecindario. A parte de haber de todo, como en la Viña del Señor, también hay roles, hábitos, horarios y costumbres muy arraigadas que parecen inmutables. Incluso las coincidencias parecen escritas de antemano. Supongo que la vida de cada persona también se rige por esos mismos hábitos que te llevan a una vida diaria más o menos ordenada, por no decir tópica. En mi caso puedo usar el mismo patrón, pues siendo estudiante de Administración y Dirección de Empresas, iba a la universidad cuatro días por semana de 8 a 4 normalmente, entrenaba tres tardes y jugaba un partido de fútbol cada domingo, además de trabajar sirviendo copas en un pub bastante concurrido del centro, las noches de viernes y sábados. Fue coincidencia que compartiéramos ascensor un lunes a primera hora de la tarde. Viaje de tres plantas salvado con un par de frases tópicas. Otra vez el martes y de nuevo el miércoles. Lo curioso es que ocurrió en horas distintas, como si uno de los dos hubiera ...
... esperado la llegada del otro para provocar la coincidencia. No fue mi caso. Tampoco me pareció el suyo, pues las tres veces parecía muy ajetreada, además de un poco distante. Aun así, el tercer día no pude evitar el comentario, ¿otra vez? al que respondió, parece que lo hagamos a propósito. No volví a verla en semanas, mientras su separación subía y bajaba como una montaña rusa en los “índices comidilla” de mi madre que puntualmente nos relataba cada noche. Siguiendo al dedillo las pautas de cualquier agenda periodística, una novedad o un nuevo chismorreo volvía a poner el terma en primer plano de actualidad, hasta que era sustituido por otra noticia de mayor calado o cierto interés. Así, nos informó que Miguel vivía en la ciudad con un amigo, que visitaba a su hijo periódicamente, creía que un par de veces por semana, y que Maite seguía sumida en una depresión de caballo, pues la había dejado él. Sobra decir que yo seguía a lo mío, igual que mi padre, mientras mi hermana escuchaba atenta con los ojos abiertos como platos, acompañado de comentarios infundados, suposiciones, que trataban de aportar la opinión en la línea editorial del medio, pero que partían de la más absoluta desinformación, pues no dejaban de ser conjeturas. Pero la sentencia era inapelable. La ha dejado por otra, estoy segura, ya que todos los tíos sois iguales. La siguiente vez que la vi acababa el invierno. Era sábado a medio día, el sol apretaba, razón por la que entró en el portal con la chaqueta en la ...