La piba
Fecha: 25/08/2018,
Categorías:
Confesiones
Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos
... un fasito, aunque yo aún no le daba lo suyo. Me dijo que era un faso que estaba re bueno y me quería convidar. Se lo acepté con todo gusto. Lo prendí yo. Tenía buen aroma y sabor. ¡dónde lo conseguiste?, le pregunté. ¡por otra línea, en Luján!, dijo medio tosiendo. ¡che, esto te vuela la cabeza!, dije gustosa. ¡sí, está mortal, tengo dos hace una semana, y lo quería compartir con vos Piba!, aaah, y, por qué te dicen así?! ¡esas son historias viejas, vos decime así y ya fue!, ¡y cuánto tiempo tenemos acá?! ¡pagué dos horas!, dijo contando un fajo de billetes para luego guardarlos en una bolsa. ¡buenísimo!, dije, y me callé. Él se me acercó queriendo tomar el humo que salía de mi boca. Yo ya me empezaba a poner nerviosa. Sentía su piel rozar con la mía, y me latía más rápido y fuerte el corazón. Y la concha ni te cuento, porque cuando una se calienta de repente se siente un dolor dentro de la vagina muy intenso, pero es también muy excitante, porque querés una pija adentro! Bueno, en fin, se me acercaba como pidiéndole permiso a mi círculo íntimo, y yo se lo permití. Hasta que de tan cerca nos tocábamos las narices, y con esa adrenalina me encajó un beso. Yo tenía una sed agotadora por el faso, y eso me encendió de nuevo. Con besos y caricias fue acercando un bolso hacia nosotros. De repente corta el beso y saca de su morral color marrón con una calco de Alica un consolador rosado. Abrí los ojos enormes y encapotados, sorprendidísima. Me hizo saludar al juguete y le prendió ...
... el vibrador. ¡uoooou, y vibra?, tartamudeé. ¡sí, y vibra como loco… lo compré para vos Piba, pero es mío… cuando volvamos a estar juntos te lo presento de nuevo! ¡jajaja, sí, claro, damelo guacho!, le dije emocionada. Lo empecé a mirar, a probar, y en eso nos damos cuenta que no hay más fuego. Enlil baja a comprar un encendedor, y yo me quedo en el departamento. Pispié el consolador a más no poder. Nunca me había comprado ninguno por más que quisiera. Lo disfruté mientras Enlil tardaba. Me lo pasaba por la chucha encima de la ropa con el vibrador encendido, y me ponía a mil. Tuve calor, y me saqué la campera que llevaba. Me quedé de indiecita sentada en el piso hasta que Enlil volvió. Apenas entró me comió la boca otra vez desaforadamente. Me tocó las tetas, las piernas y la cola con una fuerza temerosa, pero seductora, me mordía los labios de vez en cuando. Me empezó a sacar la ropa gimiendo muy despacio y ligero, pero la ropa me la sacaba que echaba putas. Yo me dejé sin emitir reproche alguno. En cuanto me sacó la bombacha me chupó la concha como un lobo hambriento, metía y sacaba su lengua sin parar, y tuve que detenerlo, porque no me gustaba que me la chupen así. Le pedí que fuera más suave y delicado. Se rio un poco, pero lo hizo con más cuidado, lentamente me fue excitando de nuevo. Me tocaba las piernas y los costados de la cadera. Era muy bueno acariciando y engañando, porque cuando menos me lo esperé sentí algo adentro de mi concha que no era su pija, porque estaba ...