1. La partida de trivial


    Fecha: 25/09/2018, Categorías: Grandes Series, BDSM Autor: GabrielledelD, Fuente: CuentoRelatos

    ... bordes. Cubrió por último mi recién afeitado y enrojecido pubis. Mi cara no era precisamente de satisfacción. Gemía de aflicción a causa del sufrimiento. - ¡Venga, incorpórate! Me toca a mí. Cuatro jugadas más tarde volvió a acertar con el dado. Si contestaba correctamente completaría su juego y solo faltaría meterla en el centro. Sería casi el final. Deseé con todas mis fuerzas que no fallara. Me sentía pasiva ante los acontecimientos pero, mis carnes anhelaban nuevas desdichas. ¿Era eso ser una sumisa? Todavía sollozaba mientras leía la fichita: - Ciencia.- ¿Cuál es el nombre completo del ADN? Acido Desoxirribonucleico. Sí, es ese, dije esperando la nueva prueba. Feli sin mediar palabra se levantó. En la mesa de juegos había una cajita plateada. La tomó y se sentó frente a mí. Me miró con cara de pena. Yo tenía la cabeza gacha. Puso sus manos sobre mis muslos acariciándolos. Cada vez sus dedos llegaban mas cerca de mis ingles. Cuando las alcanzaron sus pulgares oprimieron la capa de cera solidificada de mi monte de Venus rompiéndola. - Bien Inés. Sigamos recordando ¿qué me dices de tus placeres solitarios a cuenta de ver azotadas a tus hermanicas? ¿Te parece eso edificante? A ver si recuerdo tus preferencias: el culito de Lucía? la barriguita de Trini? o mis propias tetitas ¿No crees que has sido muy mala y que eso merece un castigo? ¡Venga, arrodíllate¡ No pude menos que recordar lo que me costó el confesar a Felisa ese retazo de mis fantasías. Resucitar esas experiencias ...
    ... le divirtió en grado sumo. Ahora se lo estaba cobrando. La sola palabra castigo me produjo una extraña sensación de alivio. Mi antiguo sentimiento de culpa renació con fuerza. ¡Qué extraña es la mente! Por fin iba a pagar mi pecado, mi única acción de la que estaba realmente arrepentida sin saberlo. Abrió la caja. Estaba repleta de pequeñas pinzas metálicas con dientes de sierra. Dejó unas cuantas en su mano izquierda. Estaba muy cerca de mí. Tomó una con la derecha abriéndola. - Estas dos por Felisa. Y me pinzó las dos guindas, es decir mis pezones, mis hipersensibles pezones. Jadeé del lacerante dolor mientras mis ojos se inundaban de lágrimas. - Estas por Lucy, y me hincó una en cada glúteo. Y estas por Trini. Y me colocó dos mas pellizcando en una zona de mi vientre libre de cera. Ahora túmbate de espaldas; sube las rodillas y abre bien las piernas. Hizo lo que suponía: con un pulgar abrió mi coño y con su mano libre colocó otras dos tenacillas agarrándolas a mis labios internos. - Y estas por todas juntas. Lloré y lloré amargamente. Era demasiado para mí. No, no era justo. Mi propia hermana era mi implacable verdugo. - ¡Cállate zorra! Si tienes la almeja chorreando. ¡Venga, a terminar la partida! Era cierto. Notaba el licor vaginal fluir en mi interior. Sin embargo no gozaba ni mucho menos. Me erguí trabajosamente apoyando mis nalgas en mis piernas. Ch volvió a tirar el dado. Tras tres tentativas con respuestas acertadas llegó a la casilla central. Si acertaba fin de la ...
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