1. Historia del chip 025 - Los nuevos pendientes - Irma 007


    Fecha: 17/10/2017, Categorías: Dominación Lesbianas Autor: chopin, Fuente: CuentoRelatos

    ... iba a hacer sin Galatea? Su gesto cambió y Lena se acercó. —Perdona, no quería llevar tus pensamientos hacia tu amiga. ¿Tienes algo más? — preguntó Lena. Irma negó con vehemencia y puso sobre la cama su atuendo veraniego y los pendientes, y su imposible tanga obsceno. —Esto es todo—. resumió sin dejar de mirar hacia la cama, sumida en pensamientos sombríos. —Ponte los pendientes—. ordenó Lena. —¿Puedes ponérmelos tú? — solicitó con la sonrisa en los labios. Cuando Lena los recogió, Irma ya estaba en la postura de manos en la nuca y ojos cerrados esperando. Lena se dispuso a realizar por primera vez una de sus fantasías. Quería con toda su alma acariciar los lóbulos, pero se contuvo. Tuvo que ordenarle que bajase los brazos, una vez que los pendientes colgaban otorgando dolor. —Deben doler bastante. ¿Cuánto tiempo puedes llevarlos? — preguntó mirando a los ojos a Irma. —El tiempo que haga falta. El día entero. O la noche entera. Pero nunca durante días. No sé lo que pasaría— dijo Irma. Su voz se quebró pensando en el mundo que se acababa. —Supongo que no elegías cuándo los llevabas puesto. Hasta que te conozca o encontremos alguien que se ocupe de ti, los llevarás siempre, salvo cuando vayas al baño. Si no estoy yo, te los quitarás tú misma y te los pondrás al salir. Nada de ...
    ... acariciarte o tratar de aliviar el dolor. Considéralo un homenaje a tu ama, un símbolo de tu especie de ... luto. ¿Es excesivo? Irma negó con la cabeza. Los pendientes siguieron el vaivén y mandaron una ración de dolor cuando las bolas se agitaron. Trató de devolver una sonrisa a su cara. —Me gusta como se mueven las bolas. Siempre que sea posible negarás o afirmarás con un gesto de la cabeza, requirió Lena también sonriendo a su presa. Irma cabeceó levemente. —Sé que parezco un monstruo insensible, pero he hablado un rato más con tu terapeuta para comprender tu situación. Y le preocupa. No me puede indicar detalles por la relación profesional contigo. Creo que quiere que seas tú la que te abras a mí, yo puedo esperar. Mientras tanto seré estricta contigo. ¿Estás de acuerdo? — preguntó Lena. Sabía la respuesta perfectamente. Irma estuvo a punto de hablar pero se mordió la lengua y asintió, ahora con vehemencia. El continuo dolor reapareció de nuevas formas. Le costó sonreír. —Coge tus cosas. Nos vamos. Ten cuidado, me he dado cuenta de que a punto has estado de afirmar con los labios. No te castigaré, sólo presta más atención. Creo que, si te centras en ese tipo de detalles, olvidarás tu pena antes— le indicó con tono cortante por primera vez. Irma asintió agitando los pendientes. 
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