1. Historia del chip 011 - Un desnudo fugaz - Kim 006


    Fecha: 02/01/2019, Categorías: Grandes Relatos, Erotismo y Amor Autor: chopin, Fuente: CuentoRelatos

    ... camarero no se molestase con la alusión al semen. Los hombres tienen una capacidad de analizar diferente a las mujeres. Kim había comprendido que lo que deseaban era imaginar como desnudar a una mujer de cien formas distintas. Creyendo que estaba buscando un lugar oculto sugirió una zona oscura y camuflada, pero Roger dijo que allí mismo estaba bien. No habían andado ni cien metros y cualquiera que saliera del restaurante les vería y Kim era algo reticente. Roger la calmó. —No te preocupes, sólo será un minuto. No sabes el esperma que tengo a rebosar. Kim admitió el halago de buena gana. Se bajó el vestido de un tirón desnudando los senos y Roger le subió la falda. El vestido ahora semejaba un simple corsé en medio de su cintura, tenían cierta práctica con esas cosas. Roger por fin supo qué eran las cintas que tan en vilo le habían tenido durante la cena. Quiso juntarle los brazos a la espalda y Kim ayudó. Ciertamente no tardó ni unos instantes en descargar, luego se quedó jugando con los pechos un buen rato, despreocupado de quién pudiera aparecer. Cuando tuvo a bien parar, ajustó el vestido él mismo, entre encantado y maravillado de lo difícil que resultaba sin llegar a desatarla. Caminaron por el puerto, Kim con las manos atadas, esperando que nadie se diese cuenta. El problema era el vestido. Cada poco rato un pezón decidía salir a tomar el aire. Roger disfrutaba cogiéndolo, jugando y como siempre dándole tirones antes de llevarlo a la guarida. Cuando su depositó se ...
    ... llenó, -lo que ocurrió asombrosamente rápido-, volvieron a la misma posición que antes y volvió a soltar otra enorme cantidad de esperma. Cuando acabó Roger la ordenó estar quieta —Espérame aquí. No te muevas y cierra los ojos. Kim obedeció sin rechistar, excitada más de lo habitual pero acostumbrada a los juegos de su amante, desesperado por confirmar una y otra vez el amor que sentía. Volvió con una botella de agua. Kim agradeció el detalle. También sabía que iba a besarla. La desató con el simple tirón en las cintas. Kim ya estaba de pie se juntó a él, presionando con los pechos desnudos la camisa de su amor mientras los dos amantes por fin se reconciliaban. Kim por fin conseguía adivinar qué buscaba, una esclava sin condicionantes. Cuando Kim sintió que le bajaba el vestido supo que ya había alguien acercándose. Que, -además de contemplar el gesto de cubrir las nalgas-, no podría dejar de admirar el lateral desnudo de los senos fervientemente ofrecidos. Buscaron un nuevo escondite y por fin Kim tuvo su bien ganado orgasmo, con el vestido de nuevo en su cintura y las manos engarzadas. Después de que Kim expulsase su alma, Roger estuvo un buen rato disfrutando de sobando los pechos, la cintura y los muslos. Kim acabó tan excitada que sólo deseaba otro clímax. No lo obtuvo. Fue cuando se dio cuenta de que nunca sería cuando ella lo desease, sino cuando Roger lo creyese oportuno. Hasta ahora había pensado que había sido algo accidental, producto del egoísmo del macho, no de su ...