1. Heil mama (Cap. 6)


    Fecha: 18/02/2019, Categorías: Incesto Anal Autor: DocJoliday, Fuente: CuentoRelatos

    ... fuese a hacerle una foto —. Lo encontré en un cajón y se me ocurrió ponérmelo. ¿Es que no me queda bien? —Ya sabes lo buena que estás. No esperes que yo te lo diga cada dos por tres. —Tu si que sabes hacer un cumplido, Paquito —dijo, sarcástica. —Bueno, no he venido hasta aquí para hablar. Me quité la camiseta y los pantalones. Me acerqué a ella desnudo, con la verga apuntando a su ombligo y balanceándose en el aire. Ella la miró y se relamió. Le brillaron los ojos de puro vicio, pero la muy pesada no estaba dispuesta a callarse. —Podrías quitarte las botas. Me vas a estropear el sofá. —Me gusta follar con las botas puestas. —Me acerqué hasta que las susodichas botas quedaron junto a sus zapatos blancos y la punta de mi verga apretada contra su vientre. —¿Por qué? ¿Es algún rollo nazi? —Porque me sale de los huevos. Cállate de una vez. —Le agarré la coleta y la obligué a ponerse de rodillas, hasta que su boca quedó a la altura de mis lustrosos cojones —. Venga, a ver si te caben los dos en esa bocaza que tienes. Sacó la lengua y comenzó a lamerlos. La sensación húmeda y caliente hizo que una placentera corriente recorriese mi polla, que ella mantenía sujeta con una mano, apuntando hacia arriba. Cuando estuvieron empapados en saliva los succionó, primero uno y después el otro, y culminó metiéndose ambos en la boca, mientras los toqueteaba con la punta de la lengua. Nunca me habían comido los huevos de esa forma y fue divino. Mi tía Merche tenía razón en una cosa, si fuese ...
    ... puta sería de las caras, teniendo en cuenta su físico y sus habilidades. Cuando se cansó de la huevada subió la lengua por toda la longitud de mi tranca, en un lento y fuerte lametón que culminó saboreando las gotas de líquido transparente que brillaban en la punta. Puso en marcha otro de sus talentos y me hizo una mamada de las que no se olvidan, alternando lametazos, besos, chupetones, molinillos con la lengua y sobre todo engullendo los casi veinte centímetros de venosa masculinidad hasta que su nariz rozaba el vello de mi pubis. Estaba disfrutando como nunca, y podría haber pasado toda una tarde de sexo de primera con una hembra espectacular, pero mi averiado cerebro comenzó hacer de las suyas. Merche me miró con sus bonitos ojos marrones mientras se tragaba mi polla, arrodillada frente a mí, y entonces apareció en mi mente la cara de mi madre, sus ojos azules, el pelo rubio y la piel pálida. Pero no era la fantasía “normal” en la que pensaba en ella mientras me desfogaba con su hermana. Estaba en el confesionario, y el miembro que tenía en la boca era negro. Las palabras del cura resonaban en mi cabeza como un salmo, repitiéndose una y otra vez. “...ella abre su boquita y saca la lengua, como un pajarillo hambriento. Yo me levanto, me saco la polla, mi negra y enorme verga...” Agarré la coleta de mi tía con fuerza. Moví su cabeza adelante y atrás, haciendo que se atragantase, follándome su garganta sin ninguna compasión. “...Y no te imaginas lo bien que lo hace. En apenas ...