1. Ilustrísima señora


    Fecha: 01/03/2018, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... marinero follador. Rodrigo se puso tan caliente que comenzó a frotarse contra el vientre de Rosa que para terminar con aquella situación y conociendo bien a su marido, tomó la iniciativa y se propuso acabar cuanto antes. Besó a su marido en la boca con lascivia, como a él le gustaba, de ese modo él pensaba que a ella también le apetecía. Rosa le chupó los pezones lo cual le ponía la polla en muy buen estado y luego le palpó los testículos y el pene con toda la mano, frotando sin parar y hablándole al oído como a él le gustaba y le ponía a cien. "¿cómo está mi maridito, cómo le gusta que su nena le ponga caliente! ¿eh, eh, eh? Acercó su boca al grande y comenzó a lamerlo al tiempo que agitaba suavemente el miembro erecto de Rodrigo. Sabía ella muy bien que aquello no duraría mucho, así que se introdujo toda la polla en la boca y comenzó a chuparla y a frotarla con los labios y las manos. Simultáneamente iba emitiendo los sonidos que a su marido le volvían loco. Cuando ella quiso acabar, tomó la crema de las manos que tenía sobre la mesilla, se puso una buena dosis en la palma de su mano derecha y la aplicó al pene de Rodrigo que estaba a punto de estallar. Eso le volvía loco. Agitándolo de arriba abajo con suavidad y diciéndole al oído, al tiempo que le mordía y chupaba los pezones "¡cómo le gusta a mi maridito que le dé gustito! ¿eh, eh, eh? Y aquella verga erecta comenzó a escupir semen como si se tratase de un géiser: ¡¡ aaaah, aaaah, aaaah, qué bien..., qué bien..., ...
    ... ooooh, oooh...! Se quedó allí tendido en total relajación y durmiendo profundamente. Así era su vida de esposa. Su mano derecha tenía dos tareas fundamentales: firmar sentencias y darle placer a su maridito. Dos días habían pasado desde aquella excitante aventura con aquel rudo marinero. No le había vuelto a ver desde entonces. Lo había intentado, pero sin hacer preguntas, claro, para no dar a entender a la gente algo no deseado. Pero la fortuna quiso que, por casualidad, paseando por el pasillo de la tripulación escuchase a unos marineros hablar de alguien al que llamaban Emilio. Por eliminación, Rosa supo que se trataba de su macho follador. Siguió escuchándoles y pudo averiguar que su camarote era el 3B. Sintió entonces una necesidad irreprimible de dirigirse allí y corriendo el riesgo de que alguien la viera, se plantó delante de aquella puerta y la golpeó con los nudillos dos veces. Pasados unos segundos allí estaba él, erguido, recién afeitado y con el torso desnudo. Se miraron y él, cogiéndola por el brazo izquierdo la atrajo hacia el interior. La abrazó violentamente, besándola en la boca. Su lengua hizo vibrar a Rosa. Aquel bruto le proporcionaba en dos segundos más placer que su marido en un mes. Cuando la hubo besado y palpado el culo ella se soltó bruscamente y le dijo: ¡estás loco, loco, loco...! Él la escuchaba riendo: La loca es usted, señora. Loca de gusto, de gozar de que la folle otra vez. ¿eh, eh,eh? se acercaba hacia ella. Rosa llevaba puesto un vestido muy ...
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