1. Desafío de galaxias (capitulo 81)


    Fecha: 06/11/2018, Categorías: Grandes Series, Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos

    ... al líder: esta solo. Entonces tropieza, y cae rodando un par de bancadas perdiendo el escudo. Rápidamente, separa su lanza y ataca a Marisol con ambas manos con un ímpetu renacido. Marisol para el alubión de golpes como puede y entonces, bascula su cuerpo hacia un lado y golpea al líder con la espada en el brazo izquierdo cortándoselo a la altura de la muñeca, y acto seguido, golpea con el canto del escudo en el hombro derecho fracturándolo y desarmándolo. Sin esperar ni un segundo, le empuja con el escudo contra una columna y le atraviesa el pecho con su espada por el hueco de la axila. Se hace el silencio y muchos lloran de emoción. Marisol deja caer el escudo y empuña la vizcaína mientras mantiene atravesado al líder con la espada. —¡Hija de puta! —exclama el líder rezumando odio. —Sí…, yo también te quiero, —y lentamente introdujo la daga por la boca del líder atravesándole el cráneo. Cuándo la vizcaína salió por el otro lado dejó de moverse y quedo inerte. Sacó las armas y el cadáver del líder resbaló hasta el suelo. Soltó la vizcaína, y con un par de golpes certeros con la espada le cortó la cabeza que rodó un par de bancadas hacia abajo. Ensangrentada, se volvió hacia sus amigos y soldados, dejó caer la espada, y llorando de arrodillo ante ellos. Todo había acabado. En Beta Pictoris, al igual que en toda la galaxia, el presidente vio por televisión el desarrollo del combate, gracias a las pequeñas cámaras que muchos de los soldados llevaban en los cascos, y ahora, ...
    ... veía a su comandante en jefe, arrodillada llorando y las lágrimas acudieron a sus cansados ojos sin poder remediarlo. Se sentó en la mesa y estuvo luchando con las lágrimas hasta que a los pocos segundos, la vicepresidenta y varios ministros entraron para felicitarle. Se desató una gigantesca fiesta espontánea en toda la galaxia. También en el Mundo Bulban y en las zonas de detención temporal, donde el fin de la guerra y la muerte del líder suponían un nuevo comienzo, abrir la puerta a algo de lo que todavía solo habían rascado la superficie: la libertad. En Faralia, Marisol seguía llorando cuándo, primero Anahis, y a continuación Marión, se acercaron a abrazarla. Al mismo tiempo, mientras el sargento, con lágrimas en los ojos, se hacía cargo de las armas de Marisol, los aliados bulban sacaban el cadáver del líder al exterior, le despojaron de la armadura, y después de amontonar muebles y maderas, procedieron a quemar sus restos, mientras miles de soldados federales bailaban alrededor de la improvisada pira. Mientras, ya en pie, Marisol recibía la felicitación de todos, el médico militar del Fénix revisaba sus heridas: «parece que no son importantes, pero cuándo regrese al Fénix, la quiero ver inmediatamente en la clínica», le dijo a Anahis después de ponerla unas grapas en el muslo, vendarlo fuerte e inyectarla un antiinflamatorio y un analgésico. Entre Opx e Hirell, la subieron a hombros y la sacaron del hemiciclo depositándola sobre el carro de combate que quedaba en el ...
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