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Historia del chip (042): Terapia (Kim 017)
Fecha: 04/01/2019, Categorías: Grandes Relatos, Dominación Autor: chopin, Fuente: CuentoRelatos
... bajo, con unos zapatos trasparentes y un joyero. Mariona le indicó que dejara allí su móvil y se pusiera los zapatos. Por delante tenían una plataforma de treinta centímetros y por detrás el tacón aparecía larguísimo, prolongando las piernas indefinidamente. Al ser todo el conjunto completamente trasparente, la suela de los pies se podían observar sin reparo, lo que todavía parecía alargar más las piernas. Kim se sintió más desnuda que nunca. Los pies quedaban casi en vertical. Se acordó de los taconazos terribles de Córcega. Una vez colocado el tacón derecho, le fue imposible ponerse el izquierdo como solía hacer. Los músculos de la pierna derecha no eran lo suficientemente fuertes. Mariona le indicó que para estos zapatos era mejor que se inclinase para colocarse el segundo. Alternaría lado en cada ocasión. Kim siguió las instrucciones. Notó como su culo sobresalía y se elevaba fuertemente. Lin hubiera disfrutado, eso seguro. Los dedos de los pies le dolerían en un rato, pensó mientras buscaba algún tipo de sujeción. Mariona abrió el joyero y sacó unas cadenas finas, de muy buen gusto. Blanquecinas, con reminiscencias grises como de plata. Mariona se agachó y comenzó a ajustar una. Era demasiado ancha. Con unos alicates o algo parecido, soltó varios eslabones. Volvió a probar y la cadena ya quedó bien. Entonces sacó otra cadena que se enganchaba a la que rodeaba al tobillo. La llevó hasta el dedo gordo del pie, visible detrás del plástico. Resultó que existía un minúsculo ...
... agujero cerca de la zona donde las zapatillas llevan el agarre. Kim no comprendía del todo el mecanismo. La cadena surgió por otro agujero ligeramente más adelantado. La arrastró suavemente hasta el tobillo. Quitó todos los eslabones que consideró oportunos y la sujetó también a la cadena principal. Realizado el mismo proceso en el otro pie, Kim comprendió que a partir de ahora ya sería muy fácil enganchar y desenganchar las cadenas, una vez dispuestas con la longitud adecuada. El plástico ya no se deslizaría. Mariona le explicó que al día siguiente encargaría las cadenas definitivas que llevarían unos engarces para mayor comodidad. Le ayudó a llegar hasta el espejo dónde pudo contemplarse. Las piernas aparecían más sensuales que nunca. Seductoras a más no poder. Le dijo que sería largo el entrenamiento hasta alcanzar la perfección con este calzado. Estaba completamente segura de que lo conseguirían si ponían el empeño adecuado. La conminó a alejarse. En el reflejo de un espejo cercano, los pies parecían flotar. Kim pudo apreciar que el tacón trasero llevaba una especie de aguja en el interior del plástico. Desde arriba hasta casi el extremo del tacón estilizando el pie. A dos metros ya casi no se distinguía el plástico, solo las partes metálicas. Como si sólo llevase un clavo desde el talón hasta el suelo, una cadena en el tobillo y otra hasta el dedo gordo. Era ilusión, ningún pie se podía sostener así. Pero también era enormemente sexy. Mariona sacó más cosas del joyero. ...