1. No hay nada como una madura insatisfecha como Tere


    Fecha: 05/09/2017, Categorías: Sexo con Maduras Autor: cartuz, Fuente: RelatosEróticos

    ... sintiera. Pedí disculpas de aquella manera y cuando Tere saco la mano de donde la tenía, me dio dos suaves toquecitos en mi mano. Todo decidido le dije a Tere, pues teníamos toda la razón, a ella le cambio la cara, aguanto la risa y todos extrañados me preguntaron de que hablaba. Yo con total soltura dije que al salir de los grandes almacenes Tere y yo dijimos, que ahora mucho calor y cuando lleguemos al restaurante nos helaremos. Nadie le encontró la gracia salvo Tere y yo, porque ella sabía que me refería al comentario de lo gilipollas que era su marido. Durante toda la comida estuve con mi pierna pegada a la de ella, no me siguió el juego como me hubiera gustado, pero tampoco se quitó ni trato de evitarlo. Mi madre me miro, pero esta vez era con una mirada de que me comprendía, pero… Llego un hombre que conocía a mi padre y a Ramón, se pusieron de pie se saludaron, estuvieron hablando. Lo que aproveché para acercarme al oído de Tere, diciéndole…”no se hizo la miel para la boca del asno” y tú eres la más rica miel añadí. Ella se volvió a reír. Mi madre aprovecho también para decirme que me estuviera calladito el resto de la comida, que mi padre estaba bien cabreado. Me quede callado, pero no quieto. Seguía rozando mi pierna con la de Tere. Me gustaría cogerla allí mismo, apoyarla sobre la mesa, levantarla la falda y follármela delante del gilipollas de su marido. Estando en estos pensamientos, no me entere de que me estaban hablando y mi madre me dijo que me daba lo que ...
    ... quisiese por mis pensamientos. Sonreí y no dije nada. Ramón dejándole una cartera grande a su mujer y con muy mala leche dijo… los hombres nos vamos, vosotras y el “niño” a seguir de compras. Tere me vio que le iba a contestar y me agarro más fuerte que antes el muslo, me hizo hasta daño con esas uñas. Nosotros fuimos a un par de tiendas más, en el camino a ellas, mi madre quiso ayudar a Tere que iba muy cargada, cogiendo la cartera de su marido. ¿Qué lleva tu marido aquí? Pesa como un muerto. Carlos tu que estas más fuerte llévala. Así lo hice y era verdad que pesaba bastante. Tere me lo agradeció con una sonrisa. Yo solo pensaba en la hora de la vuelta en metro, me iba a poner las botas. Pero mi gozo en un pozo. Decidieron que con tantas bolsas y el metro como estaba, mejor era coger un taxi. No me gustó nada. En el taxi iba yo delante, más enfadado que un mono. Todo se había ido al traste. Pero nunca es tarde si la dicha es buena. Llegamos al barrio y mi madre me dijo, ayuda a Tere, sobre todo con la cartera esa. Tere abrió la boca para protestar o para decir que no hacía falta, cualquier cosa de esas. Pero mi madre la dijo que no se hablaba más, que yo la ayudaría, que ellas llevaban poco peso. Tere con cara resignada, dijo que yo seguro que tendría ganas de irme por ahí, que estaría ya cansado del día tan aburrido… yo dije que era un momento, que no me costaba nada. Yo solo deseaba que su hija no estuviera en casa. Cuando pasa una moto que se para justo a nuestro lado. Era ...
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