1. ¡Mi hermana, mi mujer, ufff!


    Fecha: 10/09/2017, Categorías: Incesto Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos

    ... Nos va a ver todo el mundo. Con un movimiento rápido cogió una toalla y me la puso sobre la entrepierna mientras ella se levantaba. Volvió un instante la vista pero con las gafas de sol no podría decir si me miró a los ojos, y enseguida se alejó. Unos segundos más tarde estaba en el agua con los niños. No hablamos nada al volver a casa, ni tampoco en la comida. Tras la sobremesa se repitió el ritual de todos los días y Gloria y Ana subieron arriba a dormir. Aquel día ni siquiera quise comprobar si la puerta estaba cerrada. Presté más atención que nunca a la conversación con mi madre y el tiempo también pasó más rápido que cualquier otro día. Cuando se hizo de noche remitió algo el calor, y con él el sopor que nos invadía. Mientras cenábamos Gloria nos explicaba claramente sus planes. Nos ponemos guapos y nos vamos a la fiesta. Tú tiras un poco al blanco a ver si nos consigues un muñeco. No lo conseguirás naturalmente y ahí tendremos el primer conflicto de la noche, pero, ajá, lo esquivamos hábilmente, deslizando a escondidas unas monedas al feriante para que simule que derribas alguno de los cartones y nos llevamos un osito. Subimos a los autos de choque, los niños al tiovivo, un poco de sangría..... Ay, hija!, yo no creo que dure mucho, ya no tengo el cuerpo para tantas fiestas. ¡Tonterías, mamá! Es una vez al año. Ya, pero... Gloria se incorporó. Entonces decidido, vamos a lavar los platos, una duchita y a bailar un poquito, ¿pondrán este año también para bailar, no? Eso no ...
    ... puede faltar. Gloria se acercó a mí y me pasó las manos por la cintura, jugando. ¡Qué ganas tengo de que me saques a la pista, muñeco! Como en nuestras primeras citas. Ya se me van las piernas, ¿ves? Gloria se alejaba moviendo las caderas con varios platos sucios en una mano mientras con la otra describía círculos apuntando al cielo. Los niños a su alrededor le agarraban del vestido intentando bailar con ella. Ana a su lado sonreía y por primera vez desde lo de la piscina me pareció que me miraba durante un instante a los ojos; en su mirada no había enfado ni malicia, y sí una suave sombra de inquietud. Las chicas tardaron un cierto tiempo en arreglarse, pero los niños estuvieron listos enseguida. Estaban nerviosos y jugaban entre ellos anticipando la fiesta. Al final la espera mereció la pena. Las dos aparecieron en la planta baja seductoras y bellísimas. Gloria llevaba una minifalda y una blusa escotada roja oscura. Ana unos shorts muy cortos que realzaban sus caderas y una sencilla camiseta de tirantes negra, prendas no especialmente provocativas en otra chica que no tuviera la voluptuosidad genética de mi hermana. Yo diría que la noche tuvo esencialmente dos partes: al principio fue una feria divertida por lo nostálgico, con olor a aceite, y música bullanguera, con niños que iban de un lado a otro probando atracciones, arrastrándonos a nosotros en su afán impetuoso de disfrutar de cada instante. No sé muy bien cuanto duró, sólo que mi madre dijo, de repente, que le dolía ...
«12...222324...37»