¡Mi hermana, mi mujer, ufff!
Fecha: 10/09/2017,
Categorías:
Incesto
Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos
... imaginaciones mías. Pedí otra copa. Ni se te ocurra. Vamos, nena, estoy bien, controlo. Una mierda. Si estás celoso te lo tragas y te aguantas, pero no pienso cargar con un borracho el resto de la noche. ¿Celoso? ¿Por qué?, nadie te ha tocado. A mí no pero a tu hermanita pronto la van a tocar hasta en sitios que ella no sospechaba que tuviera. Estaba furioso pero no quería mostrarlo a Gloria. ¡Bah!, no creo que... además es su vida. Sí, y se merece disfrutar un poco, quizás sea lo mejor.- Gloria me apartó la copa y me abrazó por la cintura-. La mayor parte de los hombres me prefieren a mí antes que a Ana, yo soy más sensual que ella. Cuando hemos salido juntas siempre han intentado ligar conmigo antes que con ella. Soy un pasaporte al paraíso. Pero hoy, Andrés no ha querido saber nada de mí y se ha ido directo a por tu hermana. Es porque estoy yo delante. ¡Ya! Él no parece del tipo de hombre que le importe demasiado que el marido esté delante. ¡Oye, a mí me parece que la que está celosa eres tú! Gloria se separó de mí y me miró intensamente con rabia contenida. Comencé a hipar. La miré. Ella se abrazó de nuevo y dulcificó su mirada. Si sigues bebiendo no vas a funcionar esta noche. A ti ya te da igual que yo funcione o no. No, esta noche recordaremos viejos tiempos, ¿vale? Pero no te acostumbres, quizás sólo sea una excepción. Gloria me besó en la boca. Sus labios eran dulces, como siempre, al sentirlos pensé que el tiempo anterior no había existido, que nuestro matrimonio ...
... era feliz. ¿Existe el amor eterno? Bueno parejita, os veo acaramelados, como siempre os he recordado y esta es la imagen que quiero llevarme de esta noche. Mis viejos amigos y su felicidad, que se diría eterna-. No nos habíamos dado cuenta pero Andrés y Ana se habían acercado a nosotros. Estaban abrazados. Ana me miraba ahora de otra manera, entrecortadamente, en las breves pausas en que sus ojos no descansaban en él, y su mirada se detenía a partes iguales en mí y en Gloria-. Esta diosa y yo nos marchamos ahora. Me ha prometido que no amanecerá hasta que ella lo decida. Se despidieron de nosotros. Sentí la manaza de Andrés, sus palmadas en mi espalda. Mi hermana me besó en la mejilla y me acarició la frente. Luego se abrazó a Gloria. Cuchichearon al oído y se rieron. Andrés tiró de mi hermana y se desprendió del abrazo de mi mujer. No vuelvas preñada. ¡Tonta! Ya no estaban. Sentí un enorme vacío. Gloria y yo volvimos abrazados, o eso creo. Ya estábamos en nuestra cama, cuando mis recuerdos se hicieron más conscientes cuando la lengua de Gloria comenzó a recorrer mi cuerpo, a desnudarme. Ella ya estaba casi desnuda con un sujetador negro minúsculo que dejaba la mayor parte sus pechos al aire. Ella se dio cuenta de la atención que sus senos generaban en mí y me puso las manos en la tela. Mis dedos dibujaban el encaje, parecían caballos furiosos galopando a lo largo de una enorme pradera ondulada. Tiré del sostén, todavía abrochado, hacia abajo y las tetas aparecieron como un ...