¡Mi hermana, mi mujer, ufff!
Fecha: 10/09/2017,
Categorías:
Incesto
Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos
... resorte. Se reía. Le mordisqueé los pezones. Estaban duros, grandes, sentía sus dedos jugando con mi pelo. Se incorporó, de rodillas en la cama y colocó el pubis delante de mi cara. La tela de sus braguitas era todavía más exigua que la del sujetador. La desplacé, y comencé a acariciar su vulva perfectamente depilada. ¿Estaba húmeda o era mi saliva? De vez en cuando emitía algún gemido ahogado pero no hablaba, se dejaba hacer. Le comí el coñito todo lo que pude, hundía mi lengua en sus labios y veía su clítoris hincharse poco a poco. Ella me empujó y buscó mi entrepierna. Noté sus manos acariciándome el pene los testículos. Había olvidado esa sensación. Pero el alcohol me había dejado fuera de combate. Te lo dije. – (Estaba enfadada)- Te dije que no bebieras tanto. Tienes razón, para una vez que te apetece... Mierda,- (se incorporó mirando a ambos lados del cuarto)- te voy a atar. ¿Eeh? Las manos. ¿Por qué...? No me contestó. Una maldita armónica sonaba en mi cabeza cada vez que intentaba pronunciar las erres. Gloria buscaba en los cajones, como si no recordara dónde lo había puesto. Al final lo sacó, esposas con fieltro para las muñecas. ¿Qué más tendrá?, pensé. Llevó mis muñecas por detrás de la nuca y me ató, y comenzó a recorrer mi cuerpo con su lengua; acercaba su cuerpo a mi cara para que yo chupara sus pezones, sus muslos, me retiraba bruscamente y me abofeteaba. Se acercaba y se alejaba de mí, me tentaba, y al acercarme yo rechazaba mi cara, me empujaba y se reía ...
... de mí. Pero yo no me sentía humillado, tan sólo tenía sed y estaba enormemente cansado. Un ruido nos hizo volver a la realidad. La puerta de la calle se había cerrado con un disimulo mal calculado. Mi mente se disparó. “Sabes que quiero tu amor pero, cariño, ¡eres tan dura!” Las frases que surgen en el cerebro de un borracho, pensé. La escalera crujía leve, eternamente. A veces se hace tan duro ver.... El cuerpo de Gloria espiaba junto a la puerta. Los ruidos cerca, cada vez más cerca. Gloria salió y me encontré solo, abandonado. No sé cuánto tiempo, voces cuchicheaban en el pasillo. La puerta se abrió de nuevo, y Gloria arrastró dentro a mi hermana. Ana me miraba sin decir nada con los ojos agrandados por mi borrachera. Me contemplaba desnudo y atado sin decir nada, mientras Gloria la abrazaba suavemente. Mi hermana estaba despeinada, desmadejada....estaba sucia, llena de arena. La ha llevado al río pensé ¿Te ha follado? Hueles a él. Ana asintió levemente. Gloria introdujo sus manos por debajo del short de mi hermana. ¿Dónde has perdido las bragas? Ana sonrió apartando sus ojos de mí. Gloria le desataba los botones. Tiraba hacia arriba de la camiseta. Al menos te ha dejado el sostén, ¡qué detalle! Mi hermana pareció consciente en ese momento de que Gloria estaba completamente desnuda junto a ella y la abrazó tímidamente, acariciando con cuidado su espalda. El enterrador culpable suspira y los saxofones plateados dicen que debería rechazarte, pero...te quiero. Mi hermana se ...