Historia del chip (040): Una mujer de mundo (Kim 015)
Fecha: 06/02/2018,
Categorías:
Grandes Relatos,
Dominación
Autor: chopin, Fuente: CuentoRelatos
... pasear por el puerto. Iremos en taxi, pero ¿podrás caminar hasta la parada? — le preguntó casi retándola. Kim se echó a reír. —Sabes que sí. Pero va a ser un espectáculo. Con paciencia y un brazo dónde poder apoyarse no fue tan difícil. Los viandantes se giraban para verla. Kim estaba acostumbrada pero hoy notaba algo distinto en las miradas. Al preguntarle a Roger el porqué de la extrañeza, éste no tardó en explicárselo. —Esta isla es una maravilla. Aquí no hay día de San Valentín, pues todos los días son de amor. Aquí se celebra el día de la sumisión. Se supone que hoy te ofreces a mí, incondicionalmente. Por eso, están todos tan embelesados. Kim ya hacía tiempo que se había sometido, pero nunca lo habían hecho oficial, no lo habían proclamado. —Es como una celebración... un anuncio. —No sé qué nombre podemos ponerle. Ya hemos llegado. Roger le abrió la puerta del taxi. Kim se levantó la parte inferior del vestido para entrar. Era demasiado estrecho para hacer otra cosa. Se sentó con las nalgas desnudas y los muslos al descubierto. No cerró las piernas, tal y como tenían establecido salvo causa de fuerza mayor. El vestido era blanco, de satén y sin nada a la espalda. Tenía un fuerte escote frontal y lo que ocultaba era la mitad de la piel de los pechos, descubriendo su forma. Los pezones amenazaban con salirse a cada momento. Pero a Kim todo eso le daba igual, le bastaba con estar sentada y no estar apoyada en los tacones de aguja. Ni siquiera recordaba si los pezones ...
... habían quedado al descubierto durante la caminata, aunque con los movimientos que había realizado no es que debiera tener demasiadas dudas. Sonrió al recordar su atuendo de prostituta, comparado al que llevaba ahora puesto. Éste era mucho mejor, más acorde a lo que Roger requería de ella. Y también se divirtió pensando en lo mucho que le hacía sentir más desnuda ir con más ropa. Hacía mucho tiempo que no tenía inhibiciones con su cuerpo, más bien pensaba que era Roger el que no podía dejar de mirarla. Como premio, le besó en cuanto salieron del taxi cuidando de que los pezones rozasen su camisa y llevando los brazos a la nuca de él. Con esos tacones, casi era más alta. Hubiera podido tener el orgasmo allí mismo, sólo con los labios pegados. Un concierto. A los dos les gustaba el nuevo jazz y el pop suave. O las mezclas con acústica. Kim no acertó a saber de qué se trataba por los carteles. Roger le aseguró que le gustaría. No iban a la zona vip, -algo extraño-, pero sí fueron hasta el recibidor para que Roger recogiese algo. Al llegar al mostrador, Roger le quitó el vestido. No lo pidió, ni preguntó. Simplemente tiró de él. Kim, sin dudarlo, subió los brazos para ayudarle. Vio como guardaban el vestido una taquilla y le entregaban una ficha a Roger. Un método primitivo, nada de códigos. Igual de efectivo en todo caso. Fueron a por unos bocadillos y cervezas pues Roger le dijo que estarían delante y sería harto difícil conseguir nada más tarde. Kim fue previsoramente al servicio. ...