Infiel por mi culpa. Puta por obligación (40)
Fecha: 09/03/2024,
Categorías:
Grandes Relatos,
Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos
... La Pili, y que disfrutaba de la conversación con aquel francés junto a su novio, otro famoso artista de cine y televisión. Me presentó igualmente con otras personas, periodistas, un petulante abogado casi calvo, una cirujana plástica que curiosamente conocía al médico qué, para esa época, estaba por realizarme la operación del busto, y varias más con las que apenas cruce el saludo. —Camilo frunce el ceño, recordando seguramente aquellos días, cuando regresó de su viaje al Chocó y se encontró con la sorpresa de verme en nuestra cama, acostada boca arriba y en compañía de mi madre, su hermana menor, y por supuesto de nuestra vecina. No le gustó mucho que me hubiese aumentado el busto, lo noté en el brillo de sus ojitos marrones, pero como siempre, por su inmenso amor hacia mí, acató mi parecer y no me armó pataleta.
La botella de tequila, está sobre la mesa. Un trago es lo que requiero ahora, directo de ella, puro, sin nada que lo suavice. Estiro mi brazo, el izquierdo, pero no la alcanzó. Mariana se sonríe levemente al notar mi intención y es ella quien, ajustándose los costados de la bata, se arrodilla y la destapa. Bebe primero un trago, se agacha y me la alcanza, con el sabor de sus labios humectando el pico de la botella.
—Y para hablar de lo que acabábamos de observar nos invitó a sentarnos frente a una preciosa chimenea, –le explicó a Camilo, mientras lleva el pico de la botella a su boca–, en las paredes, muchos estantes de cedro con cientos de libros, y ...
... alrededor una exposición de cuadros de paisajes amazónicos vividos y coloridos, realizados por aquel pintor cuyo apellido no he sido capaz de memorizarme nunca. Él no se encontraba allí, pero sí estaba una mujer, la esposa según me instruyó La Pili, charlando risueña con las personas que admiraban esas obras, intentando seguramente conseguir compradores.
Mariana decide incorporarse, pero no para alejarse, sino para recostar su espalda contra la superficie acristalada, y seguir rememorando sus aventuras con aquella mujer qué la impactó tanto. Se lleva las manos al rostro, juntándolas por las palmas sobre su nariz, y dentro de ellas, suspira voluntariamente.
—Una copa de champaña rosada en su mano y otra en la mía. Whiskey sin hielo en la diestra de Eduardo, y una copita de coñac en la de Félix, despersonificaron nuestras impresiones. Mi supuesto ángel guardián, fascinado por lo que había visto, esbozando su maquiavélica sonrisa. Espantado el gerente, palidecido sin articular palabras, parecía querer marcharse lo más pronto posible. E intrigada yo, le pedía algunas explicaciones a La Pili, quien someramente me aclaró algunas, las otras… Esas quedamos en hablarlo luego, privadamente.
Otro trago le permite a Mariana, tomar aliento para proseguir.
—Recuerdo que, al regresar a casa, todavía permanecías despierto, trabajando sobre unos planos topográficos, concentrado por completo en ellos. Y en el suelo un reguero de bocetos con tus contenedores dispuestos de varias maneras, en ...