Infiel por mi culpa. Puta por obligación (40)
Fecha: 09/03/2024,
Categorías:
Grandes Relatos,
Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos
... medio selváticos paisajes. Te sorprendí con un beso y mis brazos rodearon tu pecho desde atrás y...
—Y nos fuimos para la cama y allí, mientras te desmaquillabas, me relataste tu aburridora experiencia. La verdadera, con la obra de teatro que no comprendiste por sus diálogos bizantinos. La maquillada, con tu visión de ese mundo tan «intelectual» –con el movimiento de mis dedos entrecomillo esa irónica palabra– que, por lo visto, causó esa revolución en las semanas venideras. —Dejo en el cenicero, al igual que Mariana, que agonice mi colilla, sin comprimirla.
—No solo de vestuario, –le recalco– mucho menos de tus cotidianos hábitos, pero al cambiar de peluquería, mudaste el hermoso color natural de tus cabellos, y al dejar de asistir al gimnasio del club, para inscribirte en otro, más al nororiente, varió tu mentalidad y con ello, en tu cuerpo tatuaste en tu espalda, ese mensaje tan diciente, y tras el paso de los días, por las noches, tu manera de actuar conmigo en nuestra alcoba. —Mariana extiende su mano y se apodera de la botella. Un trago corto por lo poco que nos resta por consumir, le permite calmar su sed, mientras se derrumba nuevamente frente a mí.
—¿Más dominante, dices? Con mandatos imperiosos y en ocasiones… ¿Usando un tono despectivo? Sí, eso pretendí, pero te rebelaste a mis gustos por amarrarte al cabecero de la cama, y con el cinturón de seda de mis batas, o con tus propias corbatas, si yo las tenía más a mano, involucrarte en esas nuevas ...
... aficiones mías. Y para lograr que perdieras tus miedos a mi oscuridad, vendé tus ojos con mis pañoletas satinadas, y apagué tus gemidos o tus suplicas, con mis tangas atarugadas dentro de tu boca.
—Se limpia el alcohol de ambos labios, con el dorso del dedo índice, y alarga su discurso.
—Pero como vi que no te gustó, cambié de táctica al poco tiempo. Decidí ser para ti, como lo era para ella. ¡Dócil, sumisa y entregada! Pero mi parte dominante, que también pugnaba por salir a flote, la utilicé con José Ignacio, para acercarlo cuando necesitaba alejarlo de K-Mena, y, por último, con el apocado gerente del banco, para que hiciera lo que fuera necesario, con tal de conseguir la aprobación del préstamo para la casa de María del Pilar.
—¡¿Que?! Con ese tipo también… ¿Tu?
—Dos veces coincidí con él, en la misma habitación, con ellos. Juntos, pero no revueltos, cielo. Digamos que le fuimos perdiendo el miedo, hasta que le cogimos el gusto. María del Pilar y yo, exclusivas en nuestro espacio, para hacer nuestras cosas. Félix, repartiendo su descubierta afición por recibir dentro suyo a Bruno, la pareja de La Pili, y de darle azotes con gusto, a la secretaria del gerente general de su banco. Compartí con él, espacios en su mundo oculto, con desnudas vistas, pero sin derecho a roces. Y al final de diciembre, para mí una comisión por la venta de la casa en Peñalisa y para él, un aumento significativo de salario.
—Por lo visto te saliste con la tuya. ¡Que pervertida ...