1. Infiel por mi culpa. Puta por obligación (40)


    Fecha: 09/03/2024, Categorías: Grandes Relatos, Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... después ella abrió mis piernas con ambas manos, con suficiente fuerza, y yo vencida, ya no opuse resistencia. Me ató por los tobillos al camastro y yo… ¡No le dije nada!
    
    —Jugó con la cabezota de su siliconado dildo negro entre los pliegues de mi cuquita, durante muchos minutos y en esos mismos instantes, volvió su boca a mi cuello para morder y succionar mi piel a su antojo. Escurrí entre mis palabras un ruego simple. «¡No me dejes marcas!», pero le restó importancia a mi suplica y me mordió varias veces, la parte más baja de mi cuello y clavó sus uñas en mis nalgas a la vez. Por supuesto que me dolió, me enfadé, pero me gustó.
    
    —Muerde también mis tetas, le dije con mi vocecita de niña, tan aguda como la de una soprano sometida. «¡Te los morderé, solo cuando me apetezca! ¡Tú aquí no das las ordenes, mi pequeña Blanca Nieves!». —Esa respuesta, obviando mi querer, indicándome quien mandaba cuando estaba con ella, no hizo más que excitarme con el dolor que me causaban las punzadas de sus uñas incrustándose en mi culo, y sus dentelladas en el lóbulo de mi oreja derecha. Lo estaba disfrutando en verdad, pensando justamente en ti, y en la posibilidad de que te dieras cuenta del morado aspecto en ciertas zonas de mi piel, y celoso me preguntaras que me había ocurrido, para poder responderte sin vergüenza alguna, que la causante era una mujer.
    
    Mariana ha decidido levantarse y caminar, cigarrillo en mano hasta el otro extremo del balcón. Necesita un tiempo para proseguir y ...
    ... oxígeno para revelarme lo placentero que fue para ella, estar con esa mujer.
    
    —Ummm, aferrada a mis caderas la última vez, con aquel consolador aceitado, atado a su cintura, ella empezó a enterrármelo, desesperada por hacerme gritar ante el inaugural dolor, gemir posteriormente mientras alcanzaba un veloz orgasmo. Yo la dejé moverse detrás mío, como oculta María del Pilar quería o estaba acostumbrada tras su capucha de látex, doblando mis piernas y levantándome por la cintura con su brazo izquierdo, un poco, apoyándose con la otra mano sobre la manta. Igualmente me incorporé a medias para ofrecerle a su palma uno de mis senos, luego ella con su cabeza en medio de mis tetas, resopló por el esfuerzo y absorbiendo un pezón, con enjundia percutió dentro de mí.
    
    —Con mis ojos cerrados, sintiendo como me penetraba y lo sacaba, a veces a medias y otras por completo de mí ano, utilicé aquellas sensaciones físicas para serle desleal mentalmente, e imaginarme que eras tú, sensorialmente, quien me lo introducía. A su desvestido ímpetu, le coloqué el smoking de tu dedicación, pues a pesar de sentir rico, ese placer no era suficiente para mí. Precisaba del tuyo, tan particularmente mío. Indescriptible por tu entrega, distinto en esencia y motivación. Nuestros tiempos compaginados y prudentes en la mayoría de las ocasiones, cuando nos hacíamos el amor, contrastaban con sus excesivas y fieras maneras de poseerme, solo parecidas a las nuestras, cuando solo sexualmente batallábamos por ...
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