1. Infiel por mi culpa. Puta por obligación (40)


    Fecha: 09/03/2024, Categorías: Grandes Relatos, Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... ganar el bendito relax tras obtener nuestros orgasmos.
    
    —La querencia en ella, por el contrario, al parecer era inagotable. Concentrada en hacerme sentir dolor y placer consecutivamente, utilizaba interludios para cambiar mi postura tras sus desaforados golpes, y pequeñas pausas luego, para restaurar mi pulso, nuestras frecuencias cardíacas, y consentirme con sus mimos. Más los dos, ella y tú, anteponiendo al propio, ese común interés por satisfacer mi placer. Amoroso el tuyo, pervertido el de ella.
    
    Sobre el puño izquierdo, posa su mentón, abre su par de cielos, pero no me mira. Tan solo observa la emanación danzante del humo de su cigarrillo, sostenido entre sus falanges medias. No sé valorar exactamente la razón. ¿Será por pena? O porque al recordarlo, ¿lo estará anhelando?
    
    —Distintas a las tuyas, sentí sus manos aglutinar las carnes de mis nalgas y separarlas por la hendidura, dándome a entender que estaba próxima su quietud por el cansancio en sus caderas. Los dedos de las tuyas, hubiesen dibujado las iniciales de nuestros nombres, o un corazón inmenso para desde la zona sacra, hasta el surco de mi nalga derecha, avanzar con deleite hasta el hoyito que había sido tu objetivo y ascender de nuevo. Ella no hacia esa clase de distinciones, y lo quería todo de golpe, penetrarme una última vez a la brava, urgida de hacerme sufrir y, por lo tanto, hacerme sentir particularmente suya.
    
    —Comprendí que debería apurarme, llegar antes que ella a mi cúspide y aminoré aquel ...
    ... bombeo retrasándome. Aflojé la tensión con la que mi esfínter, le aprisionaba la verga de silicona, y ya izada y liberada, se la agarré con la mano para introducírmela de nuevo, lo suficiente y a mi ritmo, para que La Pili tomara un respiro y no se diera por vencida todavía. Me clavé con precisión y agrado sobre aquel arnés, pero en mi mente lo hacía sobre la tuya, una y otra vez. Y otra y en seguida… Enseguida, una tonada de eróticos jadeos, con suspiros y grititos intercalados, se escaparon de mi garganta, y anhelando por la tuya, –también por un beso profundo de tu boca– me senté entera sobre la suya, magreando sus pequeñas tetas, y al frotar los labios hinchados de mi vulva contra su mano enguantada, exploté con fuerza mojando su pene falso, sus correas negras y la frazada de lana.
    
    Con el cigarrillo apretado entre sus dientes, su par de topacios clavados en los míos, Mariana extiende sus brazos hacia lo alto, se estira por completo y resopla con potencia, –espantando la fumarola– y los descarga luego por detrás de su cabeza, donde entrelaza sus dedos sobre la nuca y suspira aliviada, al parecer ya, más desahogada.
    
    ¿Cuánto de realidad y veracidad hay en su historia? Hay personas que se enganchan a la verdad, en las narrativas que cuentan de sus propias mentiras. ¿Todavía Mariana, estará sumida en su mitomanía? Su honestidad al revelarme este escondido amorío con su diva, me ha sorprendido. ¿Debo comprender su situación y verlo todo desde un ángulo de más realismo y ...