1. El Hombre de la Casa 11: Masajes


    Fecha: 13/03/2024, Categorías: Incesto Autor: Kurosko, Fuente: TodoRelatos

    ... decía Julia, la paga era muy buena y eso me hizo plantearme la posibilidad en serio.
    
    —No me gusta —dijo al fin—. Una parte de mí está… molesta. Si te dedicas a esto, vas a ver viejas encueradas a mares y no sólo eso, las vas a estar sobando, poniéndoles aceite y lociones.
    
    —Raquel, yo…
    
    —Pero no quiero ser esa persona egoísta o celosa… vas a tener que hipnotizarme o algo así.
    
    —Tampoco, tampoco… no exageres. Todo lo quieren resolver así —dije, haciendo alusión a ella, a Julia y hasta mamá—. Luego me van a pedir que hipnotice a la amiga de mamá o a la demás gente.
    
    Hubo un silencio, era posible que hubiera cometido un error al sacar el tema a relucir, porque vi que ella estaba pensativa.
    
    —Raquel… no.
    
    —¡Ash! Bueno, era para mantenerlas a raya y no anduvieran de zorras contigo.
    
    —¿A quiénes?
    
    —Al mar de zorras que seguramente vendrán.
    
    —Me tienes tan poca fe —y a la vez, mucha por creer que iba a tener semejante cantidad de clientas.
    
    —Tú porque no te das cuenta, Luís. Eso me tranquiliza un poco.
    
    Se levantó y se fue a su cuarto, ignorando con una sonrisa enigmática las varias veces que le pedí que me explicara a qué se refería. Le ordené que me respondiera y ahora, gracias a Julia, el comando cayó en oídos sordos, debí haberle hecho caso e hipnotizarla de nuevo. Ahora tenía otra cosa que invadía mis pensamientos, la decisión de los masajes ganaba terreno en mi mente, al igual que mis planes de vida a largo plazo. Si conseguía ganar lo suficiente para ...
    ... salirme de la casa, ¿qué pasaría con Raquel?
    
    Tuve sueños extraños esa noche, sueños con un par de mujeres desnudas que nos veían a Raquel y a mí cogiendo, estábamos en una casa extraña. No vi sus rostros, pero en el sueño, yo sabía que se trataba de mamá y Julia. A la mañana siguiente, tuve que desfogarme antes de salir a preparar el desayuno.
    
    —Van a traer la cama plegable hoy en la tarde —dijo mamá entre sorbos de café—. Metí el pedido en calidad de urgente para que llegara hoy y tengas tiempo de acostumbrarte y practicar.
    
    —A mí no me engañas, mami. Compraste la cama para ti.
    
    —Un poco, sí —rio ella—. La vez que lo hicimos en mi cuarto se sintió muy diferente a hacerlo en el sofá.
    
    —Seguimos hablando de masajes, ¿verdad? —bromeó Raquel, provocando que Julia casi se ahogara y la mitad de su sorbo de café terminara sobre su plato vacío y la mesa.
    
    —¡Raquel! ¡Mensa, se me fue a la nariz! —se quejó mientras se levantaba con la servilleta en la cara e iba al baño.
    
    Mamá por su parte batalló para no reírse y terminó su taza de café. La incomodidad que sentía al principio con esas bromas en doble sentido que acostumbraba a hacer con mamá había empezado a diluirse, diría que sólo agarró desprevenida a Julia, porque ella parecía estar más acostumbrada a los albures y chistes de ese tipo en su trabajo. Aquello detonó el recuerdo de mi sueño y no hice más que recoger la mesa y ponerme a lavar los trastes.
    
    Me despedí de todas, Julia me abrazó con fuerza y me besó la ...
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