1. Un mal día (2 de 6)


    Fecha: 22/03/2024, Categorías: Confesiones Autor: SexNonVerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... ángulo inclinado desde abajo. Yo estaba de espadas removiendo el interior del bolso. Cuando encontré lo que necesitaba me quité la ropa a velocidad récord. Si el plano de mi cuerpo desnudo, enfocado desde aquel ángulo bajo, me resultaba realmente obsceno, no pude evitar sentir asco con lo que vino después. Mi culo se acercó a la cámara hasta completar todo el cuadro. El perverso hijo de puta de mi vecino había puesto una cámara escondida dentro del inodoro. No quise ver, pero no pude evitarlo. Todo mi sexo estaba expuesto. Mis labios mayores, abiertos, chorreaban un líquido blanquecino y viscoso. Mis labios menores temblaban levemente durante la salida violenta de la orina. Mientras descargaba mi vejiga, el propio reflejo muscular del suelo pélvico provocaba que mi ano se dilatara y contrajera en pulsos irregulares. Y todo eso podía apreciarse en detalle a través de la imagen en alta definición. Fue entonces que tuve que contener una arcada.
    
    En ese momento escuché la puerta del departamento. Ulises estaba de vuelta y yo completamente desnuda en su cuarto. No sabía qué hacer. Ya no tenía tiempo de volver al baño, pero además volver al baño no era opción. De ningún modo iba a volver para continuar con el espectáculo. Entonces cerré la puerta, le eché llave y me dejé caer de espaldas sobre ella. ¿Qué debía hacer?
    
    Del otro lado, podía sentir sus pasos acercarse en silencio.
    
    Mi mente estaba perdida y mis ojos no se podían apartar del monitor de la izquierda donde mis ...
    ... labios menores en primer plano aun goteaban orina y semen.
    
    —¿Verónica? ¡Acá tengo tus cosas! —anunció desde el otro lado de la puerta, con tono de querer ser el empleado del mes. Pero no recibió respuesta.
    
    Tocó la puerta del cuarto.
    
    —¿Estás acá? —Era una pregunta obvia. ¿Dónde más iba a estar?
    
    Cuando me levanté del inodoro y toda mi intimidad salió de escena, una voz habló en mi cabeza. Era mi propia voz:
    
    —No te olvides del objetivo. Estás acá por un objetivo. No la cagues ahora, por favor, todavía hay tiempo.
    
    El reloj del monitor marcaba las 8:05. ¡Había perdido unos minutos preciosos! Pero todavía no era irreversible. El plan llegó a mi cabeza en un segundo y sin perder más tiempo se lo hice saber a los gritos.
    
    —¡Quiero que metas toda mi ropa en el bolso, incluido lo que fuiste a buscar. Lo dejes al lado de esta puerta y te encierres en el baño! ¡NO TE QUIERO VER CUANDO SALGA, PAJERO, HIJO DE PUTA!
    
    Primero hubo silencio. Después…
    
    —Verónica, yo… —Le temblaba la voz—. No tenías que ver lo de…
    
    —¡Pero lo vi, pervertido de mierda! ¡Te voy a denunciar a la policía por acoso! ¡Por violación a la intimidad! ¡Vas a ir preso!
    
    —No… no tenías que entrar a mi cuarto… yo… —Estoy segura que pude escuchar su congoja, como si estuviera conteniendo el llanto. —No quise ofenderte, de verdad…
    
    —¡No tengo tiempo para tus mariconadas de pendejo pajero! ¡Dajame el bolso del otro lado de la puerta con la ropa y la llave de mi casa y encerrate en el baño a hacerte la ...