Las desventuras de Elvira y Valeria
Fecha: 16/04/2024,
Categorías:
Dominación / BDSM,
Autor: Catalina, Fuente: TodoRelatos
... ponérselo.
—Señorita, no soy boliviana, lo juro. Mis abuelos vinieron de Italia cuando mi madre aún era pequeña…
— Pues puede que no seas boliviana—cortó Néstor—pero eres fea como un culo… y hablando de culos, estoy seguro de que no has tenido suficiente con las pollas de los trabajadores del puerto… ahora mismo voy a usarlo.
—Por favor, señor, no me haga demasiado daño… ese culo me da de comer.
—Si sigues quejándote por todo te aseguro de que será mi propio culo el que te dará de comer, igual que el de Valeria… Valeria, ¿te están llamando? ¿Puedes apagar ya eso?
Valeria miró en sus bolsillos hasta qu encontró lo que buscaba, su teléfono. Era un modelo iPhone 16 Pro Max que había conseguido que su papá le comprara después de pedírselo durante toda una semana. Descolgó el teléfono y tiró del pelo de la esclava rubia para meterle la mayor parte de su pie izquierdo en la boca mientras discutía con alguien. No se inmutó siquiera cuando Néstor comenzó a follarse el culo de María, que seguía colgando de una cuerda atada al techo, visiblemente molesta ya que Néstor, a sus 21 años, tenía una polla especialmente larga y no precisamente delgada.
Valeria colgó el teléfono y golpeó con él la cabeza de la pobre jovencita rubia que le lamía los pies, en aquel momento atragantándose con ellos.
—Era la zorra de mi tía Feli.—se excusó sin siquiera pasársele por la cabeza la idea de disculparse ante la esclava por el daño que debía de haberle causado al golpearle la cabeza ...
... con el teléfono.—Al parecer dos de las nóminas que le he dejado están incorrectas y dos de esos cerdos morenos de la Ferretería podrían cobrar un día más tarde a no ser que lo arregle a primera hora de la mañana… me las pagará, la muy puta. Amor, ¿puedes dejar de follarte a la cerda esa? Tengo hambre y luego si quieres podemos dejarla desnuda y pasando frío en la cubierta, con la otra, mientras follamos nosotros dos… puedo llevarme a Princesita—dijo acariciando la barbilla de la pobre mujer que, solo un instante atrás, había sufrido en sus carnes la crueldad de aquella consentida adolescente.
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Ya era de noche cuando Feli terminó de leer la información que había escondida dentro del Pen Drive que había traído oculto en el bolso, por supuesto después de hacer unos retoques manuales en apartados de las nóminas y facturas que necesitaban de una corrección. Al parecer, según un informante anónimo, tanto Valeria como Elvira, que trabajaban en su mismo departamento en la Ferretería, habían cometido fraude en algún momento de hacía tres semanas al desviar fondos de la empresa para algún capricho. Ella no se había percatado porque ese dinero había salido en forma de gastos y porque, sencillamente, era más fácil encontrar algo cuando se sabía perfectamente qué se buscaba.
Cerró la tapa de su ordenador mientras notaba cómo su sangre hervía debido a la euforia. Tanto en Argentina como en todos los países del mundo con Leyes de Esclavitud Femenina Obligatoria, cometer una ...