Jamal de sangre y cuero. Mistress Cristina - Relatos Eróticos

Jamal de sangre y cuero. Mistress Cristina

... de mí hacia una parte de la terraza que parecía un invernadero.

Antes de entrar. En las paredes de cristal, ya se podían ver las luces de colores que salían de las cabezas de los robots de iluminación. No oímos nada hasta que no traspasamos la segunda puerta de cristal.

Música House y temazos de Remember. Buena música y un ambiente festivo, cargado de charlas y de mucho roce. Ese era el lugar donde era más fácil el acercamiento. Eso me dijeron las chicas antes de entrar. Una vez llegamos a la barra, la misma operación para pedir la bebida. Yo seguía con mi tónica, sin gin. Y las chicas con su segunda copa. Después de la cual, ya bailaban más que desinhibidas.

Me cuidaban, aprovechando para ir sobándome todo lo que podían. Yo me dejaba hacer mientras mis erecciones iban y venían a su antojo. Me estaban calentando mientras nos divertíamos bailando y ojeando el panorama. Barajando las posibles opciones de cara a terminar la noche en otro sitio.

—Tú. Jamal, no mires mucho que al final te vas a ir con quien queramos nosotras.— Me dijo Ángela dándome un beso muy largo, caliente y húmedo.

—Ehhhh. No seas aprovechada.— Dijo Lidia ocupando el sitio que acababa de dejar su amiga. Lanzándose a comerme la boca de una manera muy sensual.

Ángela la sujetó de pelo y apartándola de mi boca. Le dio un beso que me acabó de poner a tono. Dos hembras devorándose justo delante de mí. De repente, pararon y mirándome, las dos a la vez comenzaron a besarme. Haciendo un beso de ...

... tres, en el que éramos todos contra todos. Una sensación nueva. Por todos los sitios me intentaban comer la boca. Tres bocas pugnando por el dominio y el control de la situación.

Paramos, y mirándolas a los ojos, les dije:

—Vais a tener que acabar lo que estáis empezando. Tengo la polla que me va a explotar.

—Explotará cuando y donde nosotras queramos.— Añadió Lidia, llevando la mano a mi paquete y palpando para sopesar mi calibre.— Pero qué grande la tienes, Jamal.— Dijo, abriendo mucho los ojos.

—Jajajajja. Suele gustar bastante, sí.— Respondí con mi mejor cara de fucker.

Ángela fue entonces la que apretándome por encima del pantalón, sopeso ese trozo de carne que tanto ansiaba.

—Bufffff. Esto va a estar muy, muy bien.— Dijo, guiñándole un ojo a su amiga.

Seguimos bailando y refrotándonos entre los tres, hasta que una chica muy alta, casi tan alta como yo, apareció en escena saludando a las chicas con sendos besos en la boca.

—¡Hola, Cristina!— Gritaron las dos a la vez.

—Hola, chicas. Que bien acompañadas que habéis venido.— Dijo mientras se acercaba a mí.

—Hola, Cristina.— La saludé yo, acercándome para darle dos besos. —Soy Jamal.

Cristina esquivó mi maniobra para darle los dos besos y sujetándome la cabeza. Me dio un fugaz beso en los labios.

—Hueles muy bien Jamal. Hueles a macho. Hummmmm. Se me hace el coño agua.

Los cuatro rompimos a reír de la ocurrencia de Cristina. Aun sabiendo que lo que había dicho era verdad.

—Vamos a la ...