1. El cuarto prohibido de mamá - 03


    Fecha: 27/04/2024, Categorías: Incesto Autor: Barbara Lopez Rucci, Fuente: TodoRelatos

    ... involución, solo me fascinaba. Además, nada me provocaba más curiosidad que la mente de Beatriz, que quizá creía que seguir los consejos de Sandra y comportándose con moderada soltura con su hijo, iba a cambiar algo las cosas. Sin embargo, Julián parecía un adicto al que ninguna dosis bastaba para satisfacer. Por el contrario, tras cada una necesitaba un poco más.
    
    Beatriz llegó a la hora de siempre. Saludó solo con la voz al cruzar la puerta y se dirigió a su cuarto. Y como si ver el cajon fuese lo primero que hizo al entrar, salió de pronto en busca de su hijo que estaba en la cocina.
    
    —Estuviste en mi cuarto —dijo ella.
    
    Julián fingió sorpresa, sentado en la mesa de la cocina. Negó con la cabeza e improvisó su mejor cara de tonto confundido antes de ofrecer un mate a su madre.
    
    —El papel en mi cajón estaba en una posición distinta. Una de las puertas de mi cuarto estaba algo abierta. La funda de mi almohada estaba arrugada. Y lo más importante, me falta una bombacha —dijo Beatriz, aceptó el mate y le dio un sorbo—. Eres terrible…
    
    Ante tal exposición, negarse parecía estúpido.
    
    —Lo siento… te la devolveré.
    
    —No no se que gracia le encuentras a eso… no debe tener buen olor.
    
    En efecto, no podía decir que tuviese buen olor. Nadie en el mundo podía decir que esa mezcla de aromas salidos del cuerpo de Beatriz pudiera ser descrita como agradable en cualquier contexto; pero en el correcto y para Julián, era excitante.
    
    —¿Tiraste el… eso? —preguntó ...
    ... Julián.
    
    —¿Qué cosa? —preguntó Beatriz y tras dar el sorbo final al mate, pareció entender a que se refería—. Si, el día en que te fuiste a lo de tu abuela. Me sentí muy culpable y bueno… lo tiré a la basura.
    
    —No deberías sentirte culpable… como dijo Sandra, es normal —dijo Julián de inmediato, esperaba la respuesta había ensayado la réplica.
    
    Beatriz dudó un poco, o eso pareció transmitir su rostro. Movió un poco la cabeza y señaló el mate para que su hijo le echara un poco más de agua.
    
    —Creo que no… pero la culpa y los malos recuerdos me vencieron. Yo quería que me vieras de esa forma y no solo se trataba de preservar mi intimidad, de pudor o vergüenza. Quería protegerte, para que no pasaras lo que tuve que pasar yo —declaró su madre—. Hoy creo que no estuve bien, que exageré, pero hace solo unos días sonaba muy lógico para mi.
    
    Julián no tenía idea de a qué se refería su madre, y por algún motivo no se atrevió a preguntar. Sin embargo, como si olfateara el interés, Beatriz decidió hablar y narrar algo que, a través de las palabras de Julián en el correo, erizó mi piel. Pues la experiencia de esa estirada mujer, removió en mi recuerdos que deseaba olvidar. Y aunque en poco nos parecíamos, por fin pude entender el porqué de su forma de ser.
    
    —Tu no has nacido en cuna de oro, pero nunca has pasado carencias. No sabes lo que es, no digo tener hambre, pero tener que ver el mismo arroz todos los días de la semana en cada plato porque el dinero no alcanza para otra cosa; no ...
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