1. El cuarto prohibido de mamá - 03


    Fecha: 27/04/2024, Categorías: Incesto Autor: Barbara Lopez Rucci, Fuente: TodoRelatos

    ... última. Pero una vez más, a osadía momentánea lo vencía. La perversión y el morbo lo poseían, para transformarlo en algo más que ese chico retraído y tímido que solía ser. Avanzó hacia la cama de sabanas movidas y derramadas en el suelo, y se dirigió justo a donde el dildo podia verse con claridad. Descansaba en una aureola húmeda sobre la sabana, que se sentía tibia al ser palpada por la mano.
    
    Escuchaba a su madre orinar en el baño, antes de que la cadena del retrete resonara. Sin embargo, sentía que era tarde para retirarse. El gran dildo, de rugoso platico blanco parecía resplandecer y llamarlo. Estaba pegajoso y húmedo, y Julián solo podía pensar en que hacía menos de un minuto había estado dentro de la intimidad de su madre. El impulso lo llevó a recorrer su superficie con la lengua. Solo sintió plástico nuevo en la base, pero el sabor cambio a entre acido y salino a medida que su lengua llegaba al extremo. Le dio una segunda lamida en el otro lado, mientras no dejaba de masturbarse y escuchaba como la canilla de agua sonaba en el baño. Quería quedarse más, quería lanzarse sobre su madre, pero al sonar la tecla de luz el ...
    ... semen brotó de su pene y supo que el momento de salir había llegado. La puerta del baño se abrió mientras los pasos de Julián se alejaban, y el semen, demasiado aguachento esa noche, goteaba sobre la madera.
    
    Aun cuando el climax había pasado y la excitación era dejada atrás, Julián seguía intentando recordar ese sabor en su propia cama. Buscaba con la lengua en cada rincón de su boca, pero no encontraba el menor resquicio del sabor al flujo de su madre. Pronto, solo se quedó dormido y despertó demasiado temprano cuando la apertura de la puerta de su cuarto lo alertó.
    
    La luz se encendió de repente y la figura de su madre, vestida para ir al trabajo ese viernes, asomó. Julián cubrió su cuerpo desnudo con las sabanas y vio como las pantuflas eran lanzadas a un lado de su cama. Tardó en comprender lo que había sucedido, pero el sueño no le permitió articular palabras.
    
    —Te las olvidaste en la puerta de mi cuarto.
    
    Julián no respondió. Su vista pasaba de las pantuflas, a su madre, y de su madre a las pantuflas.
    
    —Y limpia el piso de mi cuarto, has dejado un enchastre —fue lo último que dijo ella, antes de irse a trabajar. 
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