1. El cuarto prohibido de mamá - 03


    Fecha: 27/04/2024, Categorías: Incesto Autor: Barbara Lopez Rucci, Fuente: TodoRelatos

    ... caminaba por la casa cubierta por una toalla tras darse un baño. Incluso un día había regresado de compras, con las manos repletas de bolsas de ropa, y de pronto Julián comenzó a verla con prendas distintas dentro de la casa. Nada de otro mundo, pero al menos los pantalones y camisas apagados, con botones que llegaban hasta el cuello, habían sido cambiados por camisones holgados, sin mangas y con escote, que dejaban ver algo de la ropa interior dependiendo de los golpes de la luz.
    
    Los días pasaron, hasta que Julián me habló como cada mañana, sorprendido por la llegada del paquete. Preguntaba una y otra vez que había adentro, y se negaba a dejarlo a la vista cuando su madre regresara del trabajo. Los nervios lo vencían, pero yo fui tajante en que no volvería a hablarle si no lo entregaba. Así, la caja fue dejada en el cuarto de Beatriz, sobre la cama, a la espera de ser encontrada.
    
    Como cada día, Beatriz llegó del trabajo y pasó un rato hasta que Julián escuchó su propio nombre. No fue una, ni dos, sino tres veces hasta que se dispuso a salir. Vio que la mano le temblaba al bajar el picaporte y que sus pasos al cruzar el comedor eran demasiado lentos. Escuchaba el ruido proveniente del cuarto prohibido. El cartón, los plásticos y la cinta al despegarse. Escuchaba los golpes de quien deja caer algo con desprecio o un atisbo de ira. No lo veía, pero podía imaginarlo en ese corto tiempo que tardó en llegar.
    
    Su madre contemplaba el dildo blanco, fuera de su caja de ...
    ... plástico. Lo sostenia con una mano y solo le apartó los ojos para dirigirle a Julián una mirada severa a través de los lentes. Ella volvió a fijarse en el interior de la caja, de donde un conjunto de lencería con encajes negros salió, y también fue dejada a un lado con poco interés. Julián no sabía que había dentro, se atragantaba de miedo, y solo rezaba por no recibir otro castigo. Una caja más chata y pequeña salió. Contenía cuentas anales: esferas de plástico, amarradas una a la otra hasta sumar diez. Finalmente buscó el gran tarro del gel lubricante que había escogido para ella. Todo, como si no lo hubiera visto antes, lo dejó sobre la cama a un lado de la caja de cartón.
    
    —¿Barbara Lopez Rucci? —leyó en voz alta— ¿tienes algo que decirme?
    
    Julián tragó saliva. Intento decir algo, pero las palabras se le atascaron en la garganta
    
    —Tendrás que responder algo —insistió Beatriz.
    
    —Es que me dio pena que tiraras eso… y quería ayudar —atinó a decir y deforma disimulada soltó un suspiro a través de los labios, al ver que el gesto de su madre se distendía de a poco.
    
    —¿Cuentas anales? —preguntó— ¿se supone que van dentro de…? Mejor no diré nada.
    
    Julián me insultó un poco por eso, pero yo no escogía las promociones. Sin embargo, Beatriz paso de ello, volvió a tomar el dildo y a contemplarlo con detenimiento.
    
    —Es algo más grande que el anterior.
    
    Ese había sido el ultimo comentario de Beatriz, que rápidamente se dedicó a sus cosas como si nada hubiese sucedido. Más ...
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