El cuarto prohibido de mamá - 03
Fecha: 27/04/2024,
Categorías:
Incesto
Autor: Barbara Lopez Rucci, Fuente: TodoRelatos
... que el que su madre había descartado. Pero con solo verlo en pantalla, la imagen de su madre desnuda se le aparecía. La imaginaba jugando con él, enterrándoselo hasta el fondo con el rostro deformado de placer y los músculos contorsionados como los de una desquiciada. Y, como una contradicción que comprendí de inmediato al leerla, Julián volvió a ver a su madre como el objeto de sus deseos más perversos.
De pronto, su celular reproducía ese video que había logrado captar oculto bajo su cama. Ese cuerpo desnudo que caminaba hacia el baño, con la carne moviéndose, y los orificios ocultos entre sombra y vello. Una mano sostenía su pene, y la otra le mantenía la ropa interior de su madre bajo las fosas de la nariz. El pene se le humedeció mientras el aroma a los fluidos de su madre le llenaba los pulmones, y cuando la primera gota de semen brincó, la puerta del cuarto se abrió.
Con mueca severa, Beatriz lo vio de arriba hacia abajo, en lo que Julián solo apagaba la pantalla del celular. El semen corría encima de sus dedos y tras el movimiento brusco, la bombacha había caído al suelo.
—No te atreverás a limpiarte con mi ropa, ¿no?
Julián solo negó con la cabeza, fue ensombrecido por su madre que se acercó un poco, y luego la contemplo revolver el cajón de su ropa interior. De ahí tomó uno de sus bóxers negros, de los más nuevos, y se lo entregó en la mano libre.
—Límpiate —ordenó Beatriz.
Avergonzado, Julián repasó sus manos, su vientre y también su pene con la ...
... tela de su propia ropa interior, hasta que no quedó nada más que ese pegote que solo se iba con agua y jabón.
—Ahora que sabes lo que es ser visto en ese estado, y que tu ropa interior sea manchada por… —titubeó— semen, casi estamos a mano.
Julián no consiguió articular palabras. Vio a su madre acercarse de nuevo, extender la mano y tomar la sucia prenda que había dejado sobre su miembro. La erección disminuía rápidamente, hasta que el tamaño casi daba vergüenza.
—Lo pondré a lavar
Beatriz se retiró sin decir más, y tras pasar unos momentos Julián volvió a su búsqueda. El dildo estaba allí, listo para ser comprado, pero como si la empatía hubiese demostrado ser mucho menor al deseo sexual que acababa de ser puesto en pausa, Julián solo cerró la búsqueda y desistió de su intención de realizar la compra. Eso me enojó bastante, veía buen material, pero Julián se mostraba atascado en su labor de espía y olisqueador de ropa sucia. Exigí que me diera su dirección y yo misma me encargué de enviar el paquete; aunque, al encargarme yo, me tomé algunas libertades. Como mujer, sabía que era el momento de que se diera otro paso y, en todo caso, solo saldría mal y todo lo sucedido quedaría en un simple recuerdo extraño. Como madre, sabía que nada podría intentar Julián que lo volviera a enviar a la casa de su abuela o que lo pusiera en verdaderos problemas.
Beatriz cambiaba de a poco su actitud. Reía más y se molestaba menos. Dormía con la puerta del cuarto abierta y a veces ...